URSS Y Rusia (origen)

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El soldado ruso

No recuerdo bien el día exacto en el que lo encontré, pero recuerdo que el clima estaba soleado, con nieve recién caída del cielo cubriendo los paisajes que ahora eran completamente blancos.

Traía a la pequeña Biel en brazos y a Kazajistán en mi hombro. Estaba decidido a encontrar a todos los demás pero tenía que regresar a las pequeñas al castillo.

Me decidí a cruzar el lago, que por el frío estaría lo suficientemente grueso para pisar y no caerme al agua.
Pise un poco, saltando en el mismo punto para asegurarme de que podría pasar.
El hielo estaba rígido, tal y como quería.

Me quite los zapatos, pisando lentamente mientras copos se pegaban a mi piel formando una capa protectora para no quemarme.

Camine bastante, el lago era grande pero era la ruta más corta, si rodeaba tardaría más.

Biel miraba alrededor viendo uno que otro copo de nieve caer, abría la boca para atrapar uno pero no creo que se diera cuenta si atrapaba o no. Kazajistán estaba tranquila, mirando el hielo y murmullando que quería bajarse a patinar, pero no la dejaba, no quería perder el tiempo.

A la mitad del camino sentí golpes debajo del agua, golpes fuertes, que me hicieron detenerme pensando que quizás el hielo se estaba rompiendo por mis pasos.
Pero no, no era yo, era algo más.
Baje a Biel y a Kazajistán en un montecito de tierra en medio del lago

- Quédense aquí, ahorita vengo - les ordené.

Me giré de regreso, buscando debajo de mis pies de donde venía el sonido; pero venía de todos lados y de ninguno al mismo tiempo.

Cerré los ojos, quizás así podría sentir los golpes.
Hasta que escuché el crujido del hielo, lo que sea que estaba golpeando, ya había roto una capa de hielo.
Luego escuché otro crujido, y otro, y otro, hasta que escuché el golpe de un pedazo de hielo volar hacia arriba y caer como lluvia.

Me giré viendo una mano salir de entre el hielo, rasguñándolo intentando hacer el hueco más grande. No quería intervenir, pero me acerqué, pateando el hielo para que fuera más fácil para la persona salir.

Cuando ya sentía que mi intervención era suficiente me aparte, mirando a un chico... o una chica... de cabello largo tomar aire y salir del lago.

Cuando vi su cuerpo desnudo y tembloroso, vi como de estar completamente plano su pecho pasó a tener pechos grandes y luego de regreso a un pecho masculino, con bíceps ya formados.
Era como si su cuerpo no supiera que género es y se estuviera adaptando a lo que le convenía.

Se levantó, ya con hombros anchos, espalda grande y brazos bien formados, aunque en sí era un Niño.

Se giró, viéndome a los ojos con irises azules cristalinos, como el hielo y el agua bajo sus pies.

Me gruño, levantando una mano rápidamente, una estalactita afilada de hielo acercándose a mi cara hasta que topo con mi garganta. Di un paso atrás, viendo al chico temblar y al mismo tiempo dándome su mejor cara de pelea.

Era un soldado.
Un soldado nacido en mi territorio.

- ¿Quien eres? - pregunte, sin quitarle los ojos de encima mientras me quitaba mi chamarra.

- No se - respondió tartamudeando - No se.

Le envolví el cuerpo en mi chamarra, cerrando el cierre de esta para que lo proteja del frío.

- Naciste en mi territorio, eso significa que... eres ... mi descendencia o mi hijo - levante ambas cejas - Wow como voy a llamarte...

El chico se me quedó viendo incrédulo, en su momento no sabía que era un hijo, y menos una descendencia.

Le mire los cabellos dorados largos, la cara perfilada y los ojos, me recordaba demasiado a mi padre; o quizás este chico era lo que mi padre siempre había deseado como hijo.

- Rusia - susurre - Tu nombre es Rusia.

Él asintió, no complaciente, sino como si no le quedara otra opción.

Nos acercamos de regreso a Biel y Kaza, que miraban al nuevo atónitas.

- Este es su hermano, Rusia - lo apunte - Ahora es parte de la familia.

Rusia miro a las niñas desconcertado, tampoco sabía que era un hermano o una familia.

Era como un recién nacido, todo le sorprendía aunque no lo demostraba y me preguntaba que era esto o lo otro.
Aunque en muchas ocasiones me daba pereza responder, se notaba que el chico era una esponja, absorbía todo lo que podía y lo mantenía en su cerebro.

Supuse que el sería el chico que me iba a quitar mi puesto, así como yo se lo quite a Imperio Ruso.

Entonces tenía que educarle lo suficiente para ser un líder.

Así nació Rusia, desde el día uno peleando como un soldado, sin miedo, con coraje.

Él era,
El soldado ruso.

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