Mi vida se cayo a la miseria en una noche.
El corazón me dolía tanto, lo tenía destrozado, roto en mil cachitos.¿De verdad es Estados Unidos la persona que decía ser?.
Me he pasado los días y las noches en el departamento de Alemania, comiendo helado y viendo películas de amor.
Extraño a Estados Unidos, lo hago con todo mi corazón, no soportaba no tenerlo a mi lado, pero me dolía más que me mintiera.
Me prometio muchas cosas cuando empezamos a salir, me dijo que intentaría no ser tan egoísta, hizo muchísimas donaciones a organizaciones. También me prometió no mentirme y que me contaría todo, no nos guardaríamos secretos.
Y lo último que me prometió es no hacer cosas malas y encubrirlas.Rompió una promesa, mató a alguien y lo enterró en el jardín.
De verdad que en mi cabeza no cabía que el pudiera hacer eso, ademas siendo tan cínico como para actuar como si no hubiera pasado.Pero lo amo.
Pero me mintió.
Pero lo quiero con locura, es el amor de mi vida.
¿Pero cuantas veces más te ha mentido?.Si en algún momento me buscabas, podríamos encontrarme en el sofá, con una cobija y con una pijama de hace seis días.
- Ya llegue - Ale gritó con unas bolsas con comida.
Me sone la nariz con una servilleta, botándola a la basura y girándome a verlo.
- Cerdita, no te has bañado - puso sus manos en su cintura - Llevas esa pijama por décadas.
- Déjame en paz - le llore comiéndome una cucharada de helado - Moriré con esto puesto.
- No seas dramática - se sentó a lado mío.
Alemania era mi persona de confort, es cálido, amable, lindo, lo quiero mucho.
- ALEEEEE - le chille aventándome encima de él con la cobija.
- Ya ya, tienes que salir - puso mi cabeza en su pecho - Llevas semanas sin salir, te hará daño.
- ¿Y si me pongo a llorar en público? - me limpie las lágrimas en su playera.
- No lo harás - me acarició el cabello - Hazme caso.
Y otra vez lagrime como tonta encima de él, ya me daba penita por que lo hacía seguido.
Era rutina el que llegara a casa y me pusiera a llorar.- Oye tranquila - me abrazo - No tienes que salir si no quieres.
- Si quiero - le balbucee - ¿Pero y si me encuentro a uno de sus muchos policías en cubierto?.
- ¿De verdad crees que te mandaría un espía en cubierto?.
- En la mañana el cartero era uno que conocí cuando fui a una de sus bases militares y me puse a llorar - me limpie la nariz con el brazo - Me dijo que no dijera que lo descubrí pero todavía está pendiente de mi.
- Bueno ahora se que él sabe donde vivo - se rascó la mejilla preocupado.
- Él sabe donde viven todos - me incorpore en el sofá - Okay, me voy a bañar.
- Finalmente - me hizo burla.
- NO HUELO TAN MAL - me puse a chillar a lo tonto otra vez.
- El truco de Francia de no bañarse y solo echarse perfume es una mentira - se levantó del sofá para ir al baño - Te prenderé la regadera, urge que te bañes.
Creo que dure una hora ahí dentro, pero el baño siempre es un lugar seguro, podía llorar y nadie me escucharía, bueno si pero yo no me daría cuenta.
Salí con una toalla alrededor de mi cuerpo y una en mi cabeza, checando en el espejo mis ojeras rojas de tanto llorar.
- Oye Sue, tengo que ir a un viaje corto - Ale tomo una mochila y la coloco en su hombro - Cuida el depa.
- ¿Que? ¿por que? ¿No me vas a acompañar? - quería llorar aún más, no me gustaba salir sola.
- Perdón de verdad pero esto es un viaje de negocios - me tomo de los hombros - Yo se que puedes.
- Okay... - respondí de mala gana.
- Dale - me dio un beso en la frente que me tomo por sorpresa - Adios princesita.
- Adios - respondí agitando mi mano.
Ahora que él no está, vuelvo a estar sola
¿POR QUE NINGÚN HOMBRE SE QUEDA EN MI VIDA?.
Llore cinco minutos más y luego me arregle, me planche el cabello, me maquille y me vestí.
Algo sutil, hacía frío entonces me puse un abrigo, unos pantalones y unos botas.
Quizás sería buena idea ir a un museo o a algún lugar parecido, para entretenerme y no pensar tanto.
Aunque siempre estaba ese pensamiento
"Lo arruinaste todo"
Que podría ir dirigido a mi o a él.
Quizás yo fui la que arruine todo.
Con un café en mano entre al museo, perdiéndome en cada obra y cuadro enfrente mío, imaginando cómo sería vivir ahí dentro.
Vivir inmortalizada en una pintura, detenida en el tiempo.Suspire viendo el cuadro de "el beso" de Gustav Klimt. Estar así para siempre viviendo en un beso, que envidia.
Me tome un sorbo de mi café, a él le gustaba mucho el café, más que nada en la noche, con poca azúcar, una cucharada de leche y mucha espuma.
La peor combinación que he escuchado en mi vida, pero servirla era fácil, siempre hacia las cosas pata que fueran fáciles para mi.Me decía que mis cafés siempre eran los mejores, pero por que yo los hacía.
Eran esos detallitos insignificantes como el que me diga que hacia las cosas bien, mejor que China, las que me hacia sentir especial.
Y me hace falta.
- Es una linda pintura - un hombre a lado mío hablo.
- Si, si la es - mire de reojo a la persona.
Casi me atraganto cuando vi que era Romano, que según yo estaba muerto.
- Tranquila el café no se irá a ningún lado - me sonrió cuando vio que tosí.
- Lo siento, se me fue por otro lado - me di palmadas en el pecho.
- Me sorprende verte aquí - puso sus manos en los bolsillos de su chaleco de cuero.
- Lo mismo pienso - me cubrí la boca - Pensé que estabas muerto, escuche un disparo esa noche y no te volví a ver.
- Me dieron por muerto, pero no puedes arrancar una mala hierba sin que salga otra - miro a la pared del otro lado - Esa pintura es una replica.
- Algunas lo son, para cuidar las originales.
- Es una lastima, me gustaría ver las que fueron echas con el sudor de artistas que juraron que nunca serian nada en la vida y ahora hay hasta llaveros con sus obras.
Asentí tomando otro sorbo de mi cafe.
- ¿Te molestaría si te invito unos tragos? - se giro de regreso a verme.
- No tomo alcohol - sonreí nerviosa.
- Esta bien, entonces un refresco.
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Representantes
AdventureDespués de todo lo sucedido en los primeros tres libros, este tomará lugar en diferentes momentos y lugares, contando las historias de los países desde su punto de vista.