Inglaterra

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1950

Tuve que mandar a mis hijos de regreso a sus territorios para que pudieran establecer mejor su autoridad ahí, dejándome a solas con Alemania que ya me había agarrado cariño.

- Inglaterra - Ale me susurraba en el odio, abrazándome por detrás.

Demasiado cariño.

- ¿Qué pasa? - me aparte lentamente para verlo a los ojos.

- Ya acabe con lo que me pediste - me mostró unos papeles que le había encargado para que hiciera las cuentas.

- De verdad que eres milagroso - le sonreí.

Me sonrió de regreso, enderezándose y mirando a otro lado

- Deberíamos ir al cine - opinó - Será divertido.

- No lo se Alemania... tengo mucho más papeleo que hacer - acomode las hojas que ya estaban terminadas lejos de las que no.

- Si te ayudo... ¿podemos ir? - se inclinó para verme la cara.

- Por supuesto.

Tomo todas las hojas que todavía no estaban terminadas, yendo a otra mesa para hacerlo.

- Hey tampoco quiero que te duela la mano - me acerqué para quitarle la mitad - No las hagas todas tú.

- Tranquilo... yo lo hago - musitó.

En menos de una hora termino, no me sorprendía, él era mucho más hábil para las matemáticas que yo.

Lo prometido era deuda, fuimos al cine a ver una película que no recuerdo de nombre, pero era muy chistosa.
Alemania se atascó de palomitas mientras que yo miraba la película.

- Mi parte favorita fue cuando la mujer le da un golpe al hombre - Ale me comentó mientras salíamos del cinema.

- Sin duda alguna él actor era muy bueno, de verdad parecía que le dieron un golpe grave - metí mis manos a mis bolsillos.

- Vamos por una copa ¿no? - me pregunto viendo a un lugar que estaba a tope de gente bien vestida.

- Si quieres tomar podemos tomar en el castillo.

- ¿Pero así que chiste? - me reclamo - Vamos por favor.

- No...

- Por favor.

- No, no sigas insistiendo.

Seguí caminando, hasta que me percaté de que no había pasos detrás mío.
Me giré viendo a Alemania colarse a la fiesta que claramente era para gente con dinero.

- ¡ALEMANIA VUELVE AQUÍ! - corrí detrás de él.

Entre viendo a todas las mujeres con vestidos brillantes, los hombres con sacos y corbatas, en medio estaba la Banda tocando jazz con una mujer afroamericana hermosa cantando.

Me puse a buscar a un hombre que midiera más que los invitados, fue fácil encontrarlo en la barra pidiendo algo.

- Alemania esta fiesta es privada, vámonos de aquí - le susurre viendo a todos los humanos que nos miraban con desprecio.

- Diviértete Inglaterra - se tomó un shot.

- Podemos divertirnos en el castillo.

- Me Aburro demasiado ahí - se tomo otro shot.

- Podemos ir a cualquier lugar pero a uno en el que si seamos bienvenidos - lo regañe - Y déjame de tomar.

Se volteó, tomando mi cintura, a lo que me hizo saltar nervioso

- Toma unos tragos conmigo - me susurro.

- Tenemos que irnos.

Los guardias de la puerta se acercaron a nosotros, pidiéndonos la invitación para confirmar que podíamos estar aquí.
Obviamente nos echaron, yo prefería salir con dignidad y la frente en alto pero nos sacaron a empujones de ahí.

- Te dije que nos fuéramos - lo regañe - Que vergüenza.

- No estuvo tan mal - me hizo una mueca - Pudo ser peor.

- Ya me imagino Los titulares del periódico, "sacan a representantes de fiesta" - bufe - Tenemos que ser más precavidos, nuestra imagen está en juego.

- Mi imagen se fue a la alcantarilla hace mucho - prendió un cigarro.

- Te he dicho que no fumes cerca mío.

- ¿Por que andas tan amargado hoy? - exhaló el aire - Hice todo tu trabajo deberías de tan siquiera ser agradecido.

Y lo estaba, verdaderamente lo estaba. Pero había algo en mí que sólo no me dejaba disfrutar de los tiempos afuera del castillo, no sé si es la presión social o que la gente me juzgue. Pero me gusta más estoy en mi casa y hacer actividades ahí como leer, escribir o cualquier otra cosa que no sea interactuar con gente.

- ¿qué te parece si te leo algo de Lovecraft? - le recomendé.

- es la tercera vez que me lees Lovecraft en la noche - suspiro aire de cigarro.

- Es un buen escritor de terror - sonreí.

- Bien... pero más te vale entretenerme - se quedo afuera del castillo para terminarse el cigarro, odiaba el olor de este dentro de los cuartos.

- Te entretendré como nunca - moví los dedos como si estuviera haciéndole cosquillas a alguien.

- Uy... suena spicy - sonrió de lado sacando humo por la nariz.

- ¡Oye! - entre al castillo sonrojado - ¿Que te está pasando el día de hoy?.

- Nada.

- No me digas - camine hasta su cuarto - Has estado muy toqueton.

- No es cierto - se encogió de hombros - Quizás tú quieres que te toque y me andas fantaseando.

- ¿Ay como lo supiste? - pregunte sarcásticamente.

Soltó una carcajada áspera, acostándose en la cama con los brazos atrás de su cabeza viéndome. Busca en el librero un libro de Lovecraft todavía no lo había leído

-¿ que te parece en la montaña de la locura? - sacudí el libro lleno de polvo.

- Tienes que actuar todo el libro o no cuenta - sonrió.

Me acosté a su lado, abriendo en la primera página, se volteó para verlo

- No soy bueno actuando - susurre.

- ¿Como no?, si te encanta hacerte al digno - se burló.

Lo empujé lejos de mi juguetón, para después enfocarme en el libro mientras él se acercaba nuevamente para estar en mi hombro.

Eran estas noches las que me gustaban, quizás ponía una canción en el tocadiscos y le leía un libro Alemania. A veces dejaba de contárselo y él lo leía y sólo esperaba a que terminara la página para pasar a la siguiente.

Cuando llegamos a la mitad, sentí un resoplido de aire, a lo que me voltee y lo vi dormido en mi hombro. Cerré el libro acomodándome para acostarme igual. Quizás mañana lo lleve a otro lado para que no se queje tanto de qué no lo llevo a lugares.

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