Bielorrusia

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Después de dos dias de viaje al aeropuerto y uno de vuelo, por fin estábamos cerca de donde México vivía.

Imperio Español estaba aterrado, lo podía ver en cómo apretaba los puños cada que lo pensaba, y como ponía dura la mandíbula del estrés.

URSS no le dirigió la palabra y Rusia de vez en cuando intentaba hacer plática con él, pero no pasaba más de un tema como el clima o lo largo que era el viaje.

- Bueno aquí estamos - El taxi se detuvo en la carretera - Bájense.

Teníamos que caminar hacia el camper por que estaba en medio del bosque.

- Espera, no puedo - Imperio Español  se detuvo.

- ¿De que hablas? - Me detuve viendo hacia atrás.

- ¿Como crees que reaccione? - se rascó el brazo - ¿Y si no me quiere ver?.

- Estoy seguro que estará muy feliz de verte - Rusia le aseguro con una mini sonrisa.

Imperio tomo aire, caminando de nuevo.

Caminamos cinco kilómetros, esperando a ver la camioneta por algún lado.

- ¿Se habrá movido de lugar? - Rusia se rascó la cabeza - No deberían de.

URSS lo detuvo, pidiéndonos con el dedo que hiciéramos silencio.
Rusia le lanzó una mirada, y él le señaló a su oído para que escuchara.

Definitivamente se escuchaba algo, como ramas crujiendo y los árboles moviéndose.

Imperio Español levantó la cara hacia un árbol en específico.
De ahí bajo Azteca, su cabello volando hacia todos lados mientras apuntaba un cuchillo de jade filoso a la garganta de Español.

- Hola Azteca - Rusia se acercó a ella.

- ¿Quien es este? - Ella evadió el saludo mirándolo con ojos asesinos.

Español estaba congelado, mirando a Azteca como lo haría un astrónomo a un cometa

- Tu debes de ser la madre de México - él sonrió a medias, sus mejillas enrojeciéndose.

- ¿Como conoces a mi hijo? - acercó más el cuchillo a su garganta.

- Tus ojos son iguales a los de él, bueno, son muy parecidos.

- Hueles extraño - se cubrió la nariz con su mano libre.

- Este es Imperio Español - Rusia lo presento - Se supone él sería el papá de España.

- No soy su papá - se negó.

- Con razón apestas  - Azteca dio dos pasos atrás cubriéndose la nariz - ¿Es tradición no bañarse?.

- No solo... no me he podido bañar - se sacudió la ropa pensando que así no olería mal.

Azteca le lanzó una mirada a URSS y él de regreso, suspirando mientras ella caminaba al camper que estaba un poco más lejos.

- México no está, salió de aquí para ver a alguien - Azteca suspiro dejando su cuchillo en una mesa en el pasto.

- No me dijo - Rusia levantó una ceja - Que raro.

- ¡Padre! - Sofía abrió la puerta del camper, corriendo a abrazar a Rusia.

Rusia la abrazo de regreso con una sonrisa, apretujándola en sus brazos

- Hey Sof - le sacudió su hermoso cabello rizado - ¿Donde esta tu papá?.

- No me dijo - se encogió de hombros - Pero debería de regresar mañana.

- ¿Mañana? - Imperio Español suspiro aliviado - Bien.

- ¿Quien es? - Miro a Español.

- Se supone sería tu abuelo... o algo así - URSS gruño.

- Tengo demasiados familiares - Sofi sonrió nerviosa antes de acercarse a Español - Soy Sofía.

- Sofía... Sofi... precioso nombre, es griego y significa "la que lleva sabiduría" - le tomo la mano sacudiéndola gentilmente - Has de ser muy lista.

Me cruce de brazos sintiendo celos.
Esparta llegó minutos después con una espada, había practicado un poco en el bosque y se llevó una sorpresa enorme al ver a Imperio Español.

No pararon de platicar de todo, se notaba que tenían mucho en común.

Otra vez me sentía de lado, olvidada.

Se sentaron alrededor de la fogata a platicar mientras yo me quedaba por unos pinos a pensar.

- Hey - Rusia me hizo saltar, sentándose a mi lado.

- Dios no hagas eso - suspire tocándome el pecho.

- Lo siento - se abrazo las piernas - ¿Que tienes?, Deberías de estar en la fogata.

- No... no esa no es mi familia.

- ¿De que hablas?.

- Esa es la verdadera familia de Imperio Español... yo no lo soy - suspire.

- Pero me tienes a mi, y a Kaza, a Ucrania de vez en cuando - sonrió.

- Yo quiero un padre.

- Ya me lo dijiste, ¿yo no fui suficiente para ti?.

- Esto no se trata de ti, se trata de mi y mis sentimientos y lo que quiero - le aclare.

- Y quieres un padre pero no lo puedes tener, ya eres mayor, solo aprende a lidiar con el pasado o te quedarás ahí para siempre - se levantó.

- ¿Como puedes decirme eso? - me levante detrás de él enojada - Tu si tuviste a URSS por eso no te sientes así de jodido como yo, pero pregúntale a Ucrania o Kazajistán como se sienten.

- Ya me encargué de ayudar a los dos como pude, eres la única que no se deja ayudar - me gritó - Te quejas de URSS pero eres idéntica a él.

Sin pensarlo mucho le di una bofetada que hasta me dolió la palma de mi mano.
Él se quedó viendo el suelo, sabía que no le había dolido, él aguanta más que eso, pero cuando levantó la mirada, tenía los ojos llorosos.

- Perdón... perdón que no pude darte lo que necesitabas - susurro - De verdad que quise ser un padre para ti... pero si no tenia a uno que me guiara... ¿que podía hacer yo?.

- Rusia... perdón - le toque la mejilla arrepentida de golpearlo.

- Yo también quiero a un papá que me quiera - Rusia se quebró en llanto, tartamudeando mientras hablaba para mantenerse firme y serio - Es difícil tener que ser el que sostiene la casa que se está quebrando encima tuyo.

Lo abrace, apretándolo en mis brazos mientras sostenía su cabeza.

- Ojalá hubiera podido hacer más - me susurró.

- lo hiciste todo... fuiste lo mejor...

Después de que se compuso, regresamos al camping, donde nos esperaban con comida.

Azteca se levantó, tomando a Rusia y abrazándolo, llevándonos ambos una sorpresa enorme.

- Mañana iré con Esparta a pescar - Español me miro - ¿Biel quieres venir?.

- No... vayan ustedes - le sonreí.

Mañana sería un día pesado, estaba segura.
Más con México en camino.

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