Pasó una semana de nuestro pequeño acuerdo de paz y como era de esperarse me evitaba como fuera lugar.
Desayunaba más temprano para no sentarse en la mesa conmigo, salía a montar caballo para evitarme y regresaba a muy altas horas de la noche cubierto de lodo.
Estaba descontrolado, pero tan siquiera tenía poquita tranquilidad sabiendo que no metería una serpiente en mi zapato.En las noches se escabullía a ver a Rosa y a darle de comer, lo cache varias veces mientras salía al baño, y cada vez me ardía más y más la sangre.
Tenía que mandarla lejos lo antes posible.- Ay virgencita - me senté a lado de la estatua de la Virgen de Nueva España mando a hacer - Que desastre.
Me le quede viendo, notando detalles como la nariz más grande o los rasgos más indígenas.
Esta escultura de la virgen no era la Virgen.- Fuera de mi sitio - Nueva España me gruño.
- ¿No sabes compartir? - levante una ceja.
- No la comparto - apunto a la estatua.
- ¿Tienes un apego emocional a la estatua?.
- Que le importa - giro los ojos - Solo muévase este es mi sitio para relajarme.
- ¿Relajarte de ser tan salvaje? - abrí mi libro para empezar a leer.
- De tu presencia nefasta - me gritó - Véte de aquí.
- No.
Escuché como levantaba algo del suelo, levantando su mano con una piedra para lanzarla a mi cabeza, la esquivé y esta le dio a la mano de la estatua, que se rompió y cayó al suelo.
- MIERDA - gritó Nueva España acercándose y recogiendo la mano - Lo siento mamá de verdad, lo siento.
¿Mamá?, ¿será que la estatua está dirigida a su difunta madre y no a la virgen?.
Se giró soltándome un gruñido para que me alejara, a lo que respondí sentándome de regreso a mi lugar.
- ¿Por que... estas tan dedicado a hacerme la vida imposible?.
- No hago tu vida imposible tú mismo lo haces, si cooperaras un poco y fueras respetuoso té haría caso - pase la página.
- Lo estoy siendo - se acercó a mi - ¿que más quieres?.
Levante la mirada del libro, topándome con sus ojos cafes miel, que brillaban verde con el sol.
Verdaderamente era mi debilidad esos ojos.- Nada que tú puedas ofrecerme en el sentido material - regresé al libro.
Se hincó enfrente mío, haciéndome saltar hacia atrás
- Si es lo que creo que es, te arrancare los ojos por verme de esa forma - me amenazo.
Casi se me sale el corazón de la boca de los nervios
- ¿¡COMO TE ATREVES A ACUSARME DE TAL?! - grite temeroso.
- Eso me diste a entender - entrecerró los ojos enojado.
- Estás equivocado muchacho, tienes pensamientos muy oscuros y pecaminosos - me levante de mi lugar - Vamos a confesar esa mente, no puedes andar pensando en eso.
- Primero arreglaré la estatua que rompiste - se dio la media vuelta dándome la espalda.
Me aleje, tomando la cruz de mi pecho con las mejillas calientes de los nervios.
¿Como se atrevía a hacer tal acusación?.¿Tan transparente soy?.
En la noche, fuimos a que lo confesara, supongo sintió un poco de culpa por lo que dijo. La capilla estaba a oscuras sólo una vela iluminando mi silla y una banca.
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Representantes
AdventureDespués de todo lo sucedido en los primeros tres libros, este tomará lugar en diferentes momentos y lugares, contando las historias de los países desde su punto de vista.