Suecia

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Tuve unos días... terribles.

Todo me daba miedo, había veces en las que la gente que supuse son agentes de Estados Unidos me detenían en la calle, acorralándome para que no caminara y me hacía sentir asustada.

Imperio Romano me dijo que seguro estaban buscando la computadora.
Y quizás tenía razón, es algo que Estados Unidos querría después de todo. Por eso, puse un USB para que descargara toda la información por si necesitaba destruir la compu, guardándola en una bolsita ziploc y en mi bolsillo.

Nos fuimos lo más rápido posible, quedándonos en un pueblito abandonado donde nadie nos buscaría y nadie nos reconocería.
Sentía algo de cariño por Romano, intentaba hacerme reír, me hacía de cenar, hasta por momentos de me olvidaba que quizás estaba en peligro.

- ¿Mira que te parece? - Romano me dio una pasta - Penne Pasta para la dama.

- Muchas gracias - mire el plato sonriendo .

- Dime una cosa Suecia, no quise tocar el tema por temor a abrir una herida - se cruzó de brazos - ¿Que tanto odias a Estados Unidos?.

Me quede en silencio pensando

- No lo odio - metí el tenedor a la pasta - Solo... no se si puedo confiar en él.

- Y si hubiera una manera de vengar a toda la gente que lastimó... ¿me ayudarías? - sonrió - Yo te ayude.

- Si eso tiene que ver con lastimarlo, no - agite la cabeza - Jamas lo haría.

- ¿A pesar de todo lo que le hizo a algunos representantes... y de todo lo que te mintió a ti? - inclino la cabeza de lado.

- Yo.... - mire al suelo.

- Él es una mala persona, Suecia, quieras verlo o no.

- No lo es  - aporrea la mano en la mesa - Yo se que puede hacer cosas y equivocarse pero no es malo.

Romano se quedó en silencio con los brazos cruzados, soltando un suspiro decepcionado

- Sabes Suecia... cuando te conocí en casa de ese hombre, que me arropaste sin dudar dos veces o preguntar quien era, pensé que quizás tú eras distinta - se acercó a mi - Que tú tendrías un poco más de criterio, pero veo que no es cierto.

Me levante de mi asiento, tomando la computadora de la mesa.

- Necesito eso - él apuntó a la compu.

- Sabia que vendrías por esto - la levante - Alemania me lo advirtió.

- Bien... lo qué hay ahí dentro, lo necesito - puso su mano enfrente - Entrégamelo.

- ¿Lo quieres? - sonreí - PUES TENLO.

Lo tiré contra la madera, destrozando la computadora por completo hasta que la pantalla quedó negra.
Romano lo miro perplejo y luego a mi desconcertado

- ¡Idiota! - me gritó - Había algo importante ahí dentro.

- Que lastima - sonreí - Ya no más.

- Eres muy tonta... sólo te mantenía viva por eso.

Hombres con trajes negros entraron al lugar, apuntándome con sus armas.

- Te veo después, buenas noches - sonrió malicioso.

Sentí un golpe seco detrás del cuello, haciéndome caer al suelo.

...

Desperté lentamente, sintiendo mi cabeza caer de lado. Me estaba meciendo en una silla, lo sentía por el movimiento.
Mire a mis manos atadas, al igual que mis pies.

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