Imperio Español 2

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Desperté al día siguiente con la brisa Del Mar entrando por la ventana.

España se levantó primero para vestirse y arreglarse; se le veía más contento que de costumbre, eso me hacía levantar cejas ante su actitud risueña arreglándose el cabello enfrente del espejo,

Salimos del cuarto, escuchando una puerta cerrarse en el mismo pasillo.

Nos giramos al mismo tiempo, viendo a Portugal salir de su cuarto con un vestido verde pistacho que mostraba más pecho de lo normal, el cabello trenzado y los labios brillantes.

- Buenos días - nos saludo con una sonrisa risueña - ¿Durmieron bien?.

- De maravilla, la brisa de la costa es espectacular por la mañana - España se adelantó, trabándose mientras hablaba.

- Que bueno es escuchar eso - asintió - El desayuno está listo por si quieren bajar, yo iré a cabalgar un rato para despejarme de la presión de tantas responsabilidades en mis hombros.

- Te acompañó - España avanzó hacia ella.

- Sería muy agradable tu compañía - Portugal arrugo la nariz, tomando su brazo mientras bajaban la escalera.

Entonces por eso tu actitud, España.
Ya veo, los encantos de una mujer debilitan a cualquiera.

¿Pero de la que se robo mi corona?, no me hagas reír.

- Buenos días Imperio Español - Imperio Portugués me saludo sentada mientras desayunaba - ¿Que tal pasaste la noche?.

- Excelente, gracias por el interés - mire por la ventana desinteresado.

A lo lejos podía ver a España ayudando a Portugal a subirse a su caballo, sonriendo y hablando con ella entre risas.

¿Que te decía que era tan divertido, España?.

- Imperio me gustaría hacer algunas propuestas sobre cómo mejorar nuestros lazos - siguió hablando.

- Soy todo oídos - me senté, tomando un poco de agua.

- Bueno... estaba pensando en que quizás... una boda arreglada sería conveniente - musitó.

Me atraganté con el agua, tosiendo y levantándome de la mesa para respirar.

¿Una boda? , ¿que es esto un libro de romance barato?.

- ¿Quienes con quienes? - pregunte limpiándome la boca.

- Pues yo veo que España y mi hija se llevan muy bien, ademas tu chico es bastante guapo - se levantó de la mesa.

- España no se casará con nadie, es mi sucesor y no puede perder el tiempo en romances sin pies ni cabeza - tartamudee.

- O... podemos entre nosotros - me tomo la mano - No eres mal parecido, Imperio Español.

Sentí cada pelo en mi brazo erizarse, quería huir de la escena pero tenía que mantener mi compostura.

- Me halagas, aprecio mucho el sentimiento pero mi corazón está reservado - conteste nervioso, viendo como lentamente pasaba sus uñas por mi brazo hasta mi hombro.

- ¿Oh, Enserio? - levantó una ceja - ¿Quien es la afortunada?.

- Me tengo que ir - me aleje, huyendo del salón hacia el jardín sudando de los nervios.

Me quede sentado en unas mesas en el jardín, observando los paisajes mientras intentaba que mi cabeza se enfriara.
Una boda arreglada sonaba como la idea más estupida del mundo, eso solo sirve con los mortales por que... bueno.. se van a morir de todos modos, no pasa nada si se quedan con una persona, no la volverán a ver después que muera.

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