- Okay, establezcamos unas reglas aquí - mire a Imperio Ruso desafiante.No me miro, solo siguió comiendo mientras me ignoraba.
- Yo cocino, esta es mi casa, y yo mando - declare con firmeza.
- Cállate - puso un dedo en sus labios - Déjame comer.
Mire el suelo soltando un suspiro amargo, Dios me iba a costar una eternidad convencerlo de darme el mínimo respeto.
- Bien... si quieres mandar tu, vete a otro lado.
- No - negó con la cabeza - No me voy a ir de aquí.
- Te gusta llevarme la corriente - gruñí harta - Bien entonces quédate.
- Genial eso pensaba hacer - siguió comiendo.
- Ademas, ¿por que aquí?, ¿por que no te vas a otro lado?.
Se levantó de su silla, buscando el libro de mi autobiografía y aclarándose la garganta mientras buscaba una página
- A pesar de las circunstancias, Perú siempre intenta hacer que el ambiente sea agradable, preparando deliciosos platillos y teniendo una sana convivencia con cualquier representante - leyó, volteándome a ver como si hubiera leído un párrafo sumamente iluminador.
- Leíste mi autobiografía - susurre.
- Se todo sobre ti - cerró el libro acercándose a mi con cada palabra que daba - Se sobre como tú padre murió cuando eras muy pequeña, se como te impusieron una religión no deseada, se sobre tus problemas de autoestima por culpa de los estándares de belleza eurocentristas y se que odias el color negro por que no te gusta la oscuridad por que de pequeña te dejaban en una cuna sola en un cuarto frío y por eso tienes velas en toda tu casa.
Ya estaba topando nariz con nariz conmigo, pero yo estaba petrificada con la exactitud de tus palabras
- Podría ahorita mismo ponerte contra la pared y susurrarte las cosas más perversas al oído y tu no te moverías por que le temes a lo que vendrá después de los susurros... es más podría venderte a una trata de mujeres, ganaría bastante con un poco de ti,
- BASTA - grite cubriéndome los oídos - Ya entendí ya entendí sabes todo sobre mi, ya por favor ya.
Se alejó, mirando hacia abajo
- También se que necesitas atención constante masculina por tu falta de una figura paterna - sonrió - Yo puedo dártela.
- Ya deja de decir estupideces - me aleje intentando olvidar lo que me había dicho.
- Piénsalo, tú me das de comer, yo te doy atención - me siguió - Es un buen trato.
- Eres un cretino sin corazón ni conciencia sólo te importa tu ego y tu persona - grite.
Pise chueco en un tablón que olvide reparar, rompiéndose y haciendo que caiga hacia abajo.
Sentí la mano de Ruso tomando mi muñeca fuertemente y levantándome para que no diera contra las rocas afiladas.- Puedo reparar eso - susurro, poniéndome a un lado.
- Por favor - tartamudee medió asustada.
Lo vi por media hora reparar y lijar el suelo, pensaba que un emperador no movía un dedo en asuntos mundanos pero parecía que le gustaba mucho la carpintería.
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Representantes
AdventureDespués de todo lo sucedido en los primeros tres libros, este tomará lugar en diferentes momentos y lugares, contando las historias de los países desde su punto de vista.