FBI

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Llegamos a la casa después de la feria, cantamos todo el camino de regreso muy contentos.
A pesar de nuestra pequeña discusión, Fin no parecía guardarme ningún rencor.

- ¡ISLA MIRA ME CONSEGUÍ EL CERDO GIGANTE! - Fin entró corriendo a la casa agitando el cerdote.

- ¿Como les fue? - Dina nos miró con la sartén de cordero en la mano.

- Muy bien, creo que Fin se la pasó mejor que cualquiera - Noru colocó el cisne en el sofá.

- Hola zopenco - CIA me tomo del cuello y me sacudió el cabello - Linda cita, me dejaste sola.

- Lo siento - le pegue un cabezazo que la hizo saltar y reír.

- Bien, traeré el pastel para que le cantemos a Fin - Dina fue a la despensa rápidamente.

Mire de regreso a Noruega que se había metido en su cuarto. Tome el cisne para ir y dejarlo ahí, no quería que lo olvidara.

- Oye FBI - Noruega se sentó en la cama - Gracias por ganarle ese cerdo a Fin, desde hace mucho lo quiere pero no soy capaz de disparar bien con un arma.

- Tranquilo, lo que tú no puedas hacer, yo lo hago, para eso están los equipos - respondí acomodando el cisne en las almohadas.

Me tomo la mano con los dedos, llevándoselas a su cara y dándome un beso en la palma de la mano.

Por unos segundos jure que quizás fue un producto de mi imaginación, pero al poco que conecte todo, me empezó a temblar la pierna.

- ¡CHICOS VENGAN AL PASTEL! - CIA interrumpió el momento desde la cocina.

Ambos salimos, viendo el hermoso pastel color azul cielo con blanco. Las velas tenían brillitos y sacaban chispas cuando las prendían.

CIA y yo nos quedamos a un lado, era un momento familiar después de todo, nosotros solo éramos visitantes.

Cantaron en noruego, sopló las velitas y por fin comimos pastel.

- Oye Compa - CIA me hablo desde su silla, mirando a la familia nórdica.

- ¿Que pasa estupida? - le di un mordisco al pastel.

- ¿Recuerdas... algo de Texas? - me pregunto juntando las cejas.

- No... en realidad no, recuerdo pequeños momentos, entrenamientos, discusiones, quizás alguna plática... pero no del todo - intentar recordar hacia qué me doliera la cabeza - ¿Y tu?.

- No recuerdo absolutamente nada de Washington - se tomó la cabeza como si igual le doliera - Pero por alguna extraña razón, me esta persiguiendo algo.

- Igual a mi me esta persiguiendo un sentimiento.

- ¿Culpa?.

- Si... lamentablemente - susurre.

- ¿Recuerdas Marruecos?.

- Si... si lo recuerdo - agité mi cabeza - No me gustaría volver a ser esa persona.

- Eras muchísimo más fuerte antes - se metió el pastel a la boca - Igual yo, me siento muy débil.

- Pero toda esa fuerza era mala, Estados Unidos... - cerré los ojos - Olvídalo, tú sabes lo qué pasó.

- Si... - asintió - olvidemos todo esto.

Dieron las doce de la noche, las niñas ya se habían acostado a dormir, solo quedábamos Noruega, que estaba lavando los platos y yo que lo admiraba mientras lo hacía.

Hasta haciendo lo más simple se veía hermoso. Como una pintura, una obra de arte.

- FBI, das miedo - Noruega rompió el silencio.

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