Los juegos podían llegar a ser lo más extremo que podrías experimentar cuando eres joven. No solo se basa en una fantasia infantil, si no que, hay muchos factores que consiguen hacer que la interpretación se convierta en algo sumamente real. Por supuesto, quienes participaban en esa misma actuación, era lo que también ayudaba a que los sentimientos fuesen más realistas. Si no controlabas la situación, se podía tornar en algo catastrófico.
—Ya no te quiero —El pequeño panda ya no quería voltear a ver a ese conejo tramposo. Aquí el que debía hacer trampas era él mismo, no el rosado.
—Yo no soy el infantil que se enoja cuando juegan con las mismas técnicas —Sus ojos estaban llorosos. Era muy sensible en situaciones de pelea.
—Tú eres el que quiere ganar haciendo trampa —Su cola no paraba de golpear al suelo una y otra vez. Estaba herido y no quería seguir escuchándolo.
—Tú eres el que siempre gana haciendo trampa —Sus orejas caídas expresaban la tristeza que rodeaba al pequeño conejo. Todo era tan injusto.
Ninguno quería hablar. Los dos pequeños animales, no podían creer la traición que acababan de pasar. No por el hecho de sufrir tal acto, si no por el descubrimiento de verse involucrados el uno con el otro. El ánimo estaba caído y no querían verse. El distanciamiento era la única solución para una situación como esta. Era imposible perdonar u a traición como esta con tanta facilidad.
—¿Todomatsu? —Todos sus pensamientos fueron interrumpidos por un pequeño hipido. Osomatsu no había querido hacerle llorar.
—Solo vete... —Logró murmurar en una voz entrecortada. Su pequeño y rosado cuerpo temblaba. Detestaba las discusiones.
—. . . —No. Él no quería hacerle llegar a este punto. Podría sufrir él, pero nunca Todomatsu. Haría lo necesario para hacerle volver a sonreír.
—¿¡Eh!? —La sorpresa de Todomatsu fue grande cuando sintió el cuerpo de aquel panda rojo encima suyo. Sus orejas estaban hacia el cielo. Fue atrapado.
—Deja de llorar y sigamos jugando —Soltó Osomatsu con algo de vergüenza. Era pésimo pidiendo disculpas, así que eso fue lo mejor que pudo hacer.
—. . . —Había parado de llorar. Su diminuta nariz se movía de vez en cuando. Su corazón golpeaba contra su pequeño pecho. Estaba muy feliz.
El conejo rosado no se le dificultó mucho para escapar de la pequeña prisión en la que se encontraba, ahora mismo, ya se había arrojado sobre el panda rojo. Las risas otra vez eran parte del ambiente. Osomatsu fácilmente podría quitarse al pequeño conejo de su espalda, pero era muy divertido para él. Todomatsu adoraba estar encima de su compañero panda.
Los juegos eran especiales para los dos.
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¿Acaso pueden ser más tiernos? Son unos bbs puros❤️ Gracias por leer! Bonita semana!💖
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