Asustada me gire pero no había nadie detrás de mi.
— Arriba a tu izquierda.
Me gire y había una persona fumando arriba de un árbol. También note que salia una cámara del árbol.
— Ya te vimos. — Dijo con una sonrisa dándole una calada a su cigarro para luego señalar a la cámara con su cabeza.
— Yo no debería estar aquí.
— Ooh, creeme niña, tal vez no quieres estar aquí, pero si lo estás, es por qué deberías... O necesitas.
— Esto es una tontería. ¿Por qué "debería" estar secuestra... — En ese momento corrió el viento haciendo que un extraño olor reconocible llegara a mis fosas nasales. — Olvídalo. Estás muy drogado. — Dije caminando de vuelta a la casa.
— Adiós, pequeñita. — Dijo con una enorme sonrisa para luego volver a calar de sus cigarro de marihuana.
Camine de vuelta a la casa cuando veo bajar al joven que me cortó las cuerdas de las manos y los pies. Bajo ignorandome completamente. En su cara tenía varias cicatrices al igual que en lo que se podía ver en sus brazos.
En eso salieron dos muchachas de la cocina empujándose levemente riendo bajo. — Pancho, buenos días. — Dijeron coquetas.
— Buenos días. — Dijo el joven sin importancia dirigiendose a la entrada.
Las joven empezaron a reír más fuerte cuando se escuchó la puerta de la entrada cerrarse. Pero ambas callaron de inmediato cuando notaron mi presencia.
— Hola. — Dije asustada.
— Hola. — Dijeron ambas mirándome extrañadas.
— ¿Viniste con alguno de los muchachos? — Preguntaron curiosas
— Me trajeron a la fuerza. — Dije triste. Ellas me miraron asombradas. — Pero no se por que y quiero irme.
— ¿Quien te trajo? — Pregunto una de ellas.
— No se, me pusieron un costal en la cabeza, pero el que bajo ahorita fue el que me llevo al cuarto y me quito las cuerdas.
Ambas se miraron asombradas. — Nosotras tampoco sabemos por qué te trajeron. Es la primera vez que hacen algo así.
— ¿Hablabas con alguno de ellos? ¿Les coqueteabas? — Pregunto la otra.
— Nooo, jamás los había visto en mi vida a ninguno. Solo iba caminando por la calle cuando me subieron a una camioneta.
Ambas se pusieron pensativas. — ¿Tienes un padre, hermano, novio involucrado en el negocio?
Caí en cuenta en ese momento. Pero no estaba enterada de que Marco tuviera problemas con ellos. — Markitos es mi exnovio
— Es eso. — Dijo una rápido. — Se dice que tú noviecito mato a Edgar
Reí un incrédula. — Marco jamás mataría a alguien.
— Ellos hicieron una investigación aparte y todo apunta a tu novio.
— No puede ser posible. — Dije extrañada.
— Pero igual, — Dijo la otra. — ¿Por qué traerte aquí? ¿Por qué a ti? Si el del pleito es él. Eso de desquitarse con otra gente ellos no lo hacen.
— Y este lugar siempre ha Sido como sagrado para ellos. Ni sus novias o esposas han venido a este lugar.
—Quiero irme.
— Ellos no te dejarán ir hasta obtener lo que quieren, pero tranquila. Ellos jamás te harían daño físicamente o te obligarian a hacer algo que no quieras. Eso sí, son bieeeen coquetos pero si dices no es un no y no insisten.
— No quiero relacionarme con ellos de ninguna forma, si no le hablo mejor. Solo quiero saber que quieren para irme.
— Tranquila, seguro lo sabrás en unos días. — Dijo una comprensiva. — Por mientras aprovecha este lugar, ve a los establos, al granero, distraete.
La verdad es que no tenía ánimos de nada, así que solo decidí regresar al cuarto.
Me acosté en la cama y después de dar varias vueltas decidí ir a la terraza. Era bellísima. Ahí note que estaba en una especie de rancho o finca, solo se podía ver maleza. Kilómetros y kilómetros de árboles y maleza
Me senté en una banca como calumpio que estaba así y decidí quedarme ahí viendo al horizonte, pensando cuando volvería a mi casa, cuando una voz familiar me saco de mis pensamientos.
— Te ves triste. — Dijo con una sonrisita.
Me voltee complementamente sorprendida, era Jorge.
— Tuu.. — Dije molesta. El parecía divertido. — Seguro es tu culpa que yo esté aquí.
— Cálmate, vamos a hablar.
— No quiero hablar, eres un maldito.
— Elena, antes de que sigas ¿Alguien te ha tratado mal? ¿Te han hecho daño? Nadie. Y nadie lo hará. Solo estarás una semanas aquí. Y lo que llegues a pedir se te dará.
— Quiero irme.
— Menos eso.
— Jorge, yo no tengo nada que ver en esto. ¿No te da vergüenza? Según tu profesión debes ayudar a los demás. Eres un maldito mentiroso.
— Claro que no. — Dijo molesto y Ofendido. — Pero mi nombre no es Jorge y tampoco soy doctor. — Dijo ahora algo apenado y divertido. — Okey okey tal vez si te menti un poco, pero no te miento en que nadie te hará daño aquí. Solo es para asustar a Marco. Tienes que acostumbrarte por qué si no serán unas largas semanas.
— Marco no hizo nada, jamás le haría daño a alguien.
— Según las pruebas y el testigo dicen lo contrario. — El puso una mueca mirándome. — Se que menti en muchas cosas, pero no menti en el hecho que quería ayudarte. — Dijo agachándose en cunclillas para quedar a mi altura. — Marco hizo algo muy grave a esta familia, están destrozados, furiosos, pero entienden que tú no tuviste nada que ver, no te harán daño. Y créeme, en parte te hicimos un favor,
— ¿Disculpa?
— Es un caos horrible, Elena. Marco está haciendo lo que sea para escalar a la cima y está dejando muchos enemigos a su paso. Gente peligrosa que no dudarían en vengarse contigo. Aquí nadie te encontrará.
Me quedé muda.
— Velo como unas vacaciones. Un descanso.
— No descanso en casa ajenas.
— Ellos casi nunca están aquí, así que puedes hacer lo que quieras. MENOS salir de la casa. Y comunicarte con alguien. Giro a ver las paredes de la habitación — Pediré que te traigan una televisión. Y haz una lista de que ocupas — Hizo una pausa — se exageradamente específica, algunos muchachos son muy brutos pero todo te lo traerán. — Dijo ahora dirigiendose a la puerta. — Por cierto estarás viviendo con Ivan y Ovidio Guzmán. Y mi nombre es Néstor, pero me apodan el "Nini" — Dijo saliendo del cuarto.
La mañana siguiente fue muy diferente, encontré una pijama en un cajón y me la puse.
Cuando iba a la puerta principal. Note que alguien había tirado un papel por debajo de la puerta.
" Tuvimos que salir, nos llevamos a todo el personal, pero la cocina está repleta. Cualquiera cosa que ocupes Néstor está afuera cuidando con los demás muchachos, también dejamos un radio en la sala, es solo para emergencias"
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Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...