A la mañana siguiente me levanté para ir a la escuela mi madre me detuvo pero le dije que estaba bien. Solo con cuidado de no mojar el vendaje del brazo me bañe.
Me iba a subir al deportivo pero Joaquín llego corriendo.
— Estás loco. Voy a ser tu chófer personal. — dijo abriéndome el lado de copiloto.
Sonreí y me subí.
Hacia algo calor para manga larga, así que en la camisa manga corta se miraba algo el vendaje pero camine sin darle importancia.
En el pasillo me tope a Lucia.
— Mi loc...
Ni pude terminar la tenía pegada a mi. Su repentino abrazo me avivó el dolor de la costilla pero me aguante el quejido.
— ¡Por Dios estás bien! — Dijo ella. Luego se giro a Joaquín e hizo lo mismo. — Dimitri me contó lo que pasó y que los siguieron.
— Yo estoy bien. — Dijo Joaquín. — Pero aquí mi hermano no mucho.
Ella miro la venda y me miró apenada. — Perdóname. ¿Te lastime?
— Estoy bien. — Dije con una sonrisita.
— No es cierto. Le duele un costado y trae un rozon de bala en el brazo. — Dijo Joaquín
Ella me miró más preocupada. — Estoy bien Lucia. — Dije algo arto.
En eso mire la hora y era tarde. — Voy a clase bye.
Después de unas clases me estaba chingando de hambre. Me fui a la cafetería y compre algo. Quería abrir algo pero me dolía hacer algo de fuerza. Abrí el envase despacio cuando sentí un pequeña presencia a mi lado
— ¿Ocupas que te ayude?
— Lucia, no estoy moribundo.
— Se que intentas hacer que no duele pero se que duele mucho el cuerpo después de un accidente o un atentado. — Dijo mirandome.
Me preocupo su respuesta. Sabía que la familia de ella andaba mal pero no sabía si habían sufrido algún atentado.
— ¿Alguna vez sufriste uno? — Pregunté curioso.
Su rostro cambio y suspiro.
— De pequeña con mi hermano, íbamos en la camioneta de mi padre. Y nos empezaron a seguir... Tiraron balazos. Golpearon la camioneta hasta que mi hermano perdió el control. — Ella parecía aún afectada. — La camioneta dió muchas vueltas. Los hombres nos bajaron a la fuerza. Lo bueno fue que a los días los hombres de mi padre nos rescataron.
Se me hizo un nudo en el estómago. " ¿A los días?" Pensé. Quería saber más pero no debía seguir preguntando parecía afectarle.
— ¿Cómo fue que te dejaron venir a la escuela? — Pregunto algo molesta.
— Le dije a mis padres que estaba bien.
— No debieron dejarte venir.
— Pues eres más difícil de convencer que ellos. Aunque... — Me quedé pensando los serio que estaba mi padre en la mañana.
— No solo por el accidente. La idea de perderte. — Dijo ella.
— Sii. — Dije casi en un susurro.
— Si ocupas hablar... O algo... Yo la verdad después de ese día solo quería no pensar.
Mire el plato de comida.
— La verdad no quiero estar aquí. — Admiti.
Ella me dió una media sonrisa y caminamos a las gradas. Las más altas estábamos sentados los dos. Quería seguir preguntando sobre lo que ella había vivido pero no sabía cómo.
— ¿Y aún recuerdas mucho lo que pasó con tu hermano?
— Creo que... El momento no tanto. Lo que sentí después. Lo resenti mucho. Culpaba a mi hermano y a mi padre por estar en el negocio. Que por eso nos había pasado eso. Pero después lo supere. En ese momento creo que lo único que podia pensar es que no iba a tener una vida. Que no... Iba a crecer ni tener una familia. No me iba a graduar. Que no iba a tener la oportunidad de despedirme. Por eso intento siempre ser buena gente. — Admitió. — La idea de morir o perder a alguien estando molesta me aterra. Y a como estar las cosas puede ser en cualquier momento...
La miraba atenta. Creo que tenía un buen punto.
Suspire.Me quedé pensando. — Para serte sincero. Lo único que podía pensar en ese momento era en el tío Edgar. — Admiti no se por que. — Mi padre no lo pudo salvar, y me aterraba la idea de que se repitiera la historia. No sé que haría sin Joaquín.
Ella me dió una media sonrisa. Y tomo mi brazo.
Después de platicar un rato.
Me fui al estacionamiento y me encontré con Joaquín. Llegamos a la casa.
Y escuche como el tío Néstor hablaba con mi apa en su oficina.
— No hemos encontrado nada. De los del atentado a tus hijos. Los muchachos, nadie vio nada. Iván, se me hace muy raro.
— Mira, esto no se va a quedar como lo de Edgar, tienen que seguir trabajando en eso. — Dijo mi padre molesto.
— Pero es extraño que nadie sepa nada.
— Pues no se.
— ¿No habrá Sido una prueba que de te saliera de las manos?
— ¿Disculpa? — Pregunto mi padre molesto.
— Iván tener a Alchivaldo en la madrugada siguiendo a bambie fue algo duro. Te has estado comportando muy duro con el. Solo quiero saber si...
— Perdí a Edgar en un atentado. ¿Crees que le haría siquiera de jugando eso a mis hijos?
— La verdad, últimamente no te conozco. — Admitió el tío Néstor. — y si a ti no te preocupa tus hijos. A mí sí me preocupan mis sobrinos. Así que fíjate bien lo que haces.
— No vas a venir a mi casa a levantarme falsos y menos a amenazarme.
— A ver, cálmense. — dijo mi tío pancho.
— Es que ¿Que no lo escuchaste? — Pregunto padre molesto.
— Aparte solo tu y Ovidio sabían que irían a ese lugar con la Teresa Zambada. Ovidio prácticamente lo llevo por órdenes tuyas.
— Sabes que. Vete de mi casa
— Solo te digo que si está era una prueba. Se te salió mucho de las manos. — dijo molesto el tío Néstor.
— Y si hubiera Sido así. Yo los crió como quiera.
— Verga Iván dime qué solo lo dices por qué estás molesto. — Dijo mi tío Ovidio molesto.
— Iván, solo di si fuiste o no. — Dijo mi tío Pancho.
— Vayanse a la verga todos.
— Es que desde que volvió mi apa y Archivaldo te dijo del negoció, te has comportado diferente. Haces lo que sea por qué quede bien con los socio. — Dijo el Tío Ovidio.
— Le aseguro un puesto en el negocio.— Grito mi apa molesto.
— Primero asegurarle un puto futuro. —Grito el tío Néstor. — Está mañana se fueron sin escoltas apesar de lo que pasó. ¿Por qué?
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Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...