¿y ella es?

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Me quedé asombrada, entonces eso querían decirme Pancho y Néstor.

— No lo sabía... — Dije tranquila. — Pero ahora es mío. — Dije con una sonrisita. — Creo que los muchachos se fueron temprano. — Avisé.

— Oooh. — Dijo ella entre divertida y burlona. — ¿Usted gusta desayunar algo?

Suspiré algo triste.

— Un minuto — Dijo divertida. — Tu eres la "niña" que dijo Ovidio que cuidaramos.

—¿ La que? — Dije divertida.

— Nos dijo "La niña" creí que nos encontraríamos con una niña de 10 años o algo asi.

Rei. — Parece que para él, soy una niña.  Unos hot cakes por favor. Ya bajo.

Cuando baje las escaleras estaba la muchacha morena de ojos verdes con la que había hablado junto a una werita chaparrita en la cocina hablando entre ellas. En cuanto me vieron se callaron

— Tu desayuno. — Dijo una dándome el plato. — Te hice solo dos, estas... Algo... Delgada me imagino no comes mucho.

Me tomo por sorpresa el comentario.

—¿Y hasta que hora tienes permitido quedarte? - Pregunto la werita viéndome.

—¿Hasta que hora? — Pregunté incrédula.

— Si... ¿Hasta que hora te quedarás?

— Es que no me voy a quedar por horas, estaré más tiempo.

Ellas sonrieron viéndose burlonas.

— ¿Puedo Saber que es tan divertido? — Pregunté molesta.

— Todas dicen lo mismo. — Dijo una de ellas

Me estaba molestando cada vez un poco más.

—¿Disculpa?

— No se quién te haya traído, pero te sugiero que no te encariñes mucho. — Dijo la morena

—¿Disculpa? ¿Crees que vine  solo a pasar la noche con uno de los muchachos?

—Todas creen lo mismo, que se van a quedar con uno de ellos, que serán las dueñas amas y señoras. Pero a los dos días, bye bye. Solo serás diversión de un rato.

Iba a contestar molesta pero solo sonreí y me enderece alejando el cabello de mi cara. —¿Y si es lo que busco yo dé ellos, hay algún problema?

Ellas me miraron burlonas

— ¿Que hay de malo si quiero disfrutar de mi sexualidad con alguien que me gusta? ¿O es malo solo por qué soy mujer? Bien dicen que el peor enemigo de una mujer es otra mujer. — Dije parandome de la mesa. — Y por cierto... No me trates mal por conseguir algo que tú no pudiste. Y te doy un consejo... A nadie le agrada una santa hipócrita. —Dije con la sangre hirviendome subiendo las escaleras.

Me encerré en el cuarto.

Me acoste y mire una serie en la enorme cama. Mientras estaba bajo la colcha puse una sonrisita. Aún no podía creer que Iván me diera su cuarto. Luego se me revolvió el estómago ante la idea de pensar que se acostó con varias aquí.

Me puse ropa deportiva. Y empecé a abrir las puertas buscando un gym. No iba a negar que Iván tenía un cuerpo bien trabajado, era más que obvio que se ejercitaba.

Cuando estaba por abrir un cuarto me tope con  las locas.

— Te sugiero que no andes de curiosa o los muchachos se van a enojar. — Dijo una de ellas como de esas niñas enfadosas.

Suspiré y rodee los ojos ignorandola.

— ¿No escuchaste o que? ¿ eres sorda?

Iba a contestar cuando apareció Pancho en la escalera.

— ¿Que paso chaparrita? ¿Cómo amaneciste? — Pregunto ignorando a las dos mujeres que estaban alado de él.

— Bien. — Dije con una sonrisa.

— Me alegro. — dijo con una sonrisa de lado

— ¿Buscabas algo?

— Siii, ¿Iván no tiene Gym?

— Si, pero está en la parte de abajo.

— Gracias, Pancho. — Dije con una sonrisa. — ¿Que haces aquí tan temprano?

— Solo vine por algo que olvidó Néstor pero ya me voy y pase a ver cómo estabas

— Gracias. — Sonreí.

Ambos nos dirigimos a la planta baja cuando una voz nos interrumpio.

— ¿Cuánto tiempo se va a quedar? — Pregunto la morena ojos verdes molesta.

— ¿Cómo? — Pregunto pancho algo molesto.

— Tu amiguita. ¿Cuánto tiempo se va a quedar?

Pancho frunció el ceño al notar el tono con el que le hablaba la morena y de la forma en la que se refería a mi.

— ¿Me estás hablando a mi? — Pregunto algo molesto.

El rostro de la muchacha cambio apenada al notar como le había hablado a Pancho.

— Si. — Dijo apenada.

— En primera se llama Elena, y el tiempo que se quede no es asunto tuyo.

La muchacha se quedó apenada.

Pancho se giro a verme ablandando su mirada. — Te llevaré al gym, ven.

Cuando llegamos al gym sonreí al ver lo grande que es.

— ¿Que se traen las plevitas contigo?

— Creen que vengo por una noche con uno de ustedes. ¿Y por qué no me dijiste que era el cuarto de Iván?

— Te intentamos decir. Pero él dijo que no dijéramos nada.

— Para ser sincera me parece un bonito gesto, pero también me da algo se náuseas pensar cuántas han dormido ahí.

Pancho sonrió. — Sin celos por favor.

—Dije náuseas, no celos.

— Puedes estar tranquila, Iván nunca las trae a esta casa.

— Las muchachas dicen que es normal que ustedes vengan con mujeres.

Pancho sonrió. —¿Y les creíste?  Esta casa es la favorita de Iván. Nunca traería a nadie que no considere importante. La única razón por la que ellas vinieron es por qué Ovidio las contrato, no él

—Esta bien. — Dije pensativa.

— Puedes dormir tranquila. — Dijo seguro. — Bueno me voy... — Dijo dirigiendose a la salida. — Adiós Chaparrita.

— Byeee. — Dije buscando por dónde empezar. Luego de esforzarme demaciado. Los recuerdos con Marco volvían a mi cabeza y solo deseaba arrancarlos.

Cuando eran las 4 estaba más que cansada y sudada. Me dolía todo. Me bañe, me puse la pijama y me quedé profundamente dormida. Hasta que escuche como tocaban la puerta de mi cuarto desesperadamente.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora