Entraron Iván, Ovidio y Pancho.
— Hay que pedir comida, Carnal. Tengo un chingo de hambre. — Dijo Ovidio tirándose en el sillón.
Ovidio estás sucio no te acuestes ahí. — Dijo Iván sentandose en las escaleras.
Pancho se tiró al piso.
— Cuaaaal pedir comida, si ya la tenemos lista. — Dijo Néstor orgulloso.
Los tres levantaron la cabeza.
— Voy a bañarme primero. —Dijo Iván subiendo las escaleras despacio.
Ovidio se sentó en la mesa rápido. — Yo quiero comer de una vez.
— Báñate, wey. — Dijo Néstor. Tomando el plato con caldo que yo le pasaba. — Para que le des tiempo al caldito. Está muy caliente.
Ovidio bufo y subió las escaleras. Pancho solo siguió el ejemplo de los otros dos sin decir nada.
Cuando los tres bajaron. Néstor y yo ya teníamos la mesa lista.
No sabía si sentarme con ellos o no. Cuando Néstor hablo. — Falta un plato. — dijo inocente.
— No tengo mucha hambre. — Dije apenada.
— Ya se bañaron ándale. Ya puedes comer con nosotros. — Dijo Néstor divertido.
Nos sentamos todos a comer en silencio. Y el primero en romper el silencio fue Ovidio con un sonido de satisfacción.
— No mames que rico. Me recuerda al que hacía mi ama.
— Está muy bueno. — Dijo Pancho. Asintiendo con un pequeña sonrisita.
— No está mal. — Dijo Iván sin quitar su cara dura.
Otro sonido de satisfacción salió de Ovidio. — Y hay tortillas hechas a mano.
Pancho tomo una con una sonrisita.
Iván levanto la cabeza y miro las tortillas tranquilo, me miró de reojo, baje la mirada de inmediato nerviosa.
Después de que los muchachos comieran 3 platos más los tres se levantaron.
Yo empecé a recoger los platos cuando Iván me detuvo.
—No hay problema. — Dije sin detenerme
— No. — Dijo seco. — Los vamos a lavar nosotros.
Ovidio se giro a ver a su hermano sorprendido. — ¿Ah sí?
— Si. Ella hizo la comida, lo mínimo que podemos hacer es lavar la losa.
El trío dinámico de Ovidio, Pancho y Néstor se daban miradas curiosas, pero ninguno puso peros y entre todos lavaron la losa.
Subí a mi cuarto y mire la ropa sudada de gym, la tomé y mire que ellos habían dejado su ropa sucia afuera. Las metí al cesto y baje las escaleras.
— ¿Que haces? — Dijo Ovidio sorprendido.
— Es que hice ejercicio y sude la ropa. Y mire la de ustedes. — Dije obvia. — ¿Tienen lavadero?
— Estás loca. Tenemos lavadora. Pero no tienes por qué hacer eso.
— Pues igual voy a lavar la mía. Puedo echar toda junta.
El mayor de los Guzmán me encamino a la lavadora. Y se quedó mirando como echaba la ropa.
— No tienes por qué hacerlo. No te trajimos para eso. — Dijo Iván serio.
— Bueno no hay personal, e igual solo es ponerla en la lavadora. — Dije sonriendole.
— Igual lo puede hacer alguien de los muchachos. Tenemos vídeo juegos, hay caballos, te pueden dar una tablet. Se que parece que no se puede hacer nada en este rancho pero hay muchas cosas.
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Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...