Archivaldo XV

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Suspiré y me subí lento a la camioneta mi apa tenía la cara seria completamente.

—¿Que te dije, Chamaco?

— Que no podía venir.

— ¿Y que hiciste?

— Me escape. — Dije tranquilo.

— Cuando entres al negocio. No puedes andar haciendo estás gracias. Te pueden agarrar en una fiesta. Te matan a ti y a otros más de cola. No debes de ser tan irresponsable y egoista. Aparte aquí también está tu hermano.

Apreté los dientes.

— Hice mal. — Dije mordiéndome uno.

— Súbete a la camioneta y sígueme.

Me subí a la camioneta y lo seguí. Llegamos a dónde estaba el ciervo.

— No te vas. Hasta que lo cazes. — dijo firme mi apa. Dándome el rifle

A las 5 de la mañana empecé lento a caminar y escuché un sonidito.

Mire al pequeño ciervo comer de algo. Con cuidado tome una piedra y la tire del lado contrario. Dónde yo estaba. El pequeño corrió prácticamente hacia mi y empecé a seguirlo con al mira del rifle. Luego me adelante para ver dónde estaría al segundo y dispare.

Lo siguiente fue el sonido de un peso muerto sobre las hojas secas. Me acerque y le di en el estómago. El pobre respiraba agitado y no levantaba la cabeza. Suspiré. "Perdóname" Susurré y le di en la cabeza. Era peor estarlo viendo sufrir.

Arrastré el cuerpo hasta la entrada y se lo di a mi padre. Creí que me vería con una sonrisa u orgulloso, pero solo me dijo que dejara él cuerpo ahí y me fuera a la casa de mi abuela

VIERNES

Cuando llegue mi abuela me abrazo y empezó a jalar mis cachetes.

— Mira nada más que guapo estás mi muchachito. Idéntico a su padre

Mi papá nomás me miraba serio.

— Como dos gotas de agua. — Siguió mi abuela. ¿Ya desayunaron?

— No. — Dijo mi padre

— Vengan. Les haré desayuno.

Por lo menos algo bueno. Desayuné bien bueno con mi abuela. La comida de rancho siempre va a ser lo mejor.

Abuela me miraba fijo. — Mi niño, te ves cansado ¿por qué no vas a dormir?

Asentí y me fui a dormir a un cuarto.

Cuando menos lo pensé, la hora era ya las 12:00

Me levanté de un salto y me despedí rápido de la abuela. Me fui en chinga a Cln. Y me di cuenta que era la 1:30.

No iba alcanzar a alistarme y regresar por Lucia. Así que me fui directo a la escuela.

Cuando llegue lucía estaban en el estacionamiento.

Me baje enfriega y abrí la puerta.

— ¿Qué haces? — Pregunto ella.

— Súbete para ir a comer

Ella negó. — ¿Qué te hace creer que saldré contigo después de lo que le hiciste a mi prima?

— Ya te dije que no le hice nada a la zorr... A tu prima. Ándale súbete.

— No.

— ¿Quieres reprobar la actividad de deportes? Para que repitas el año.

Ella apretó los dientes.

— ¿Qué sabes de mi? — Pregunté.

Ella resopló y se subió a la camioneta. Mi cara de satisfacción era notable.

Le cerré a la puerta y me subí al piloto

— Antes haremos una parada rápida.

Ella sintió.

— ¿Qué te paso? — Pregunto curiosa.

— Andaba trabajando. — Me límite.

Ella se quedó helada al ver la casa.

Me baje rápido y le abrí la puerta. — ¿Qué hacemos aquí? — Pregunto curiosa  

Ella nerviosa se bajó de la camioneta.

Ella me seguía como perrito perdido, pero cuando entre al cuarto paro.

— Quédate en la cama, yo me metere al baño dije agarrando más que una toalla  y un bóxer.

Ella seguía en el marco de la puerta. - No voy a entrar.

- ¿ Por que? - Pregunte frunciendo el ceño.

- Huele a cosas ilicitas, desenfreno, depravacion, ambicion, malicia, perversidad, inmoralidad.

Sonrei. - Es christian Dior, linda. - Dije y me meti al baño.

Me bañe lo mas rápido que pude. Y antes de salir, escuche una voz. - Archivaldo, apúrate hay unos socios, abajo.

Me quede helado, era mi apa. Sali del baño y no estaba Lucia.

Me cambie y me acerque a las escaleras mire a mi pa serio.

- Se serio, sin tontearías. - Me advirtió.

- ¿Y Lucia? - Pregunte

- ¿Qué Lucia?. - Pregunto mi padre extrañado

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora