La fiesta II

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— Iván mi amor, que guapísimo te ves, — Dijo la mujer muy bonita con un cuerpazo acercándose a Iván.

El se quedó serio y algo asombrado.

— Hola Priscila

— Te ves guapísimo. — Dijo dándole un beso en la mejilla.

La muchacha era una obra de arte, su cuerpo su cara su cabello y ni se diga de como le quedaba el vestido.

— Ash, ¿Quien invitó al perro faldero? — Dijo Ina pasando entre medio de Iván y Priscila.

— No seas grosera, Ina. — Dijo Iván.

Su hermana solo levanto los hombres en señal que no le importaba ni un poco.

— Elena, ven vamos a tomarnos fotos con Elsa. — dijo Griselda tomando mi mano

— Con permiso

Camine con Ina y Griselda a felicitar a Elsa que se miraba preciosa.

— Que muchachitas tan guapas. — Dijo Alfredo saludando a todas. Él vestía una camisa negra con algunos detalles dorados haciendo juego con el vestido de su esposa.

Después de la sesión que nos hizo hacernos Ina, nos sentamos a cenar junto a la señora Alejandrína.

— ¿Elena quieres una cerveza?

Néstor le pegó un codazo al menor de los Guzmán. — Que no ves que es fresita. Seguro quiere tequila preparado o algo así. Margarita o...

— Una Tecate está bien — Dije estirando la mano.

— Te cayó el oscico. — Dijo ovidio riendo.

— Yo quiero otra. — Dijo Griselda rápido. — Néstor miro con una sonrisa de lado y sorprendido ante el comentario de la joven

— No,no,no déjate de cosas tu. — Dijo Ovidio.

— Si tenemos casi la misma edad. — Dijo Griselda molesta.

— Pues si pero Elena no se va a poner estúpida no es su primera cerveza

Le di un pequeño sorbo a la cerveza.

— ¿Y como sabes que si es la mía?

— Solo dale una Ovidio. — Dije

Ovidio no muy convencido le dió una cerveza a su hermana.

Después de cenar y platicar entre todos por alguna extraña razón recordé a Iván y lo busque discretamente con la mirada entre la multitud.

Seguia en la entrada con la obra de arte platicando mientras giraba constantemente a la mesa.

— Bueno... Yo quiero bailar. — Dijo Ina parandose.

Nos pusimos a bailar en bola y era muy divertido quien diría que los Guzmán son muy buenos para bailar.

Cuando pusieron las de Selena, Ovidio tomo mi mano y bailabamos en pareja.

Néstor parecía el bar tender oficial, si se nos acaba la bebida ponía otra en nuestra mano rápidamente.

La verdad yo estaba encantada bailando con ovidio, no sé si sea por lo buen bailarín o el alcohol en mi sistema. En un segundo me tomo se la cintura y me bajo como si me fuera a dar un beso pero un profundo olor a cerveza inundó las fosas nasales de ambos y una sombra le tocó el hombro.

— Ovidio, Pancho te busca.

Ovidio me enderezó algo mal humorado. — Dile que espere.

— Parece ser importante. — Dijo Iván.

— Está bien, pero cuida a Elena. Que nadie me la robe. — Advirtió a su hermano y yo solo rei en eso note que Griselda se acercaba a Néstor.

— Vamos por algo de tomar y a tomar algo de aire. — Le dije a Iván sobre la música para mantenerlo fuera del lugar.

Una persona que preparaba bebidas me preparo una paloma y salí con el mayor de los Guzmán al estacionamiento. Nos sentamos en su camioneta.

— Estoy cansada. — Admiti. — Y creo que algo ebria.

Iván sonrió — No aguantas nada.

No dije nada pero la verdad es que los ojos de él se miraban algo rojos y el olor a su perfume se había combinado con el olor a cerveza.

— creí que bailando se me bajaría. Pero tú hermano dándome tantas vueltas creo que lo empeoró.

— No vomites mis zapatos por favor.

— ¿Prefieres que lo haga en la camioneta? — Pregunté Inocente.

Iván me miró mal.

— Es bonito que sean tan unidos. — Admiti. — Todos bailando y riendo, las pláticas en familia son las mejores. Cuando mi padre nos visitaba en sus días de descanso solía ser así

Él solo asíntio serio, pero podía ver qué guardaba un sentimiento — Está bien, supongo...

— Ajá... — dije insitandolo a seguir.

— ¿Que? — Pregunto extrañado.

— Tengo la sensación que eso no es todo.

— Y como eres una metiche de primera quieres saber que me pasa.

— En parte, — Admiti. — Y la otra parte es para saber si puedo hacer algo al respecto.

El río y llevo la lata de cerveza a su boca, le dió un largo trago y se giro a verme. — A menos que sepas fugarte de Los pinos puedes hacer algo al respecto.

Lo seguí mirando inocente.

El se me quedo viendo a la cara y sonrio. — ¿Por qué siempre haces eso? Conmigo no va a funcionar

— ¿De que hablas? — Dije riendo.

— Poner esa cara de inocente... Así es como consigues que Ovidio y Alfredo hagan todo lo que quieres.

Frunci el ceño. — No puse ninguna cara en especial, solo te escuchaba...

El solo volvió a darle otro trago a su cerveza.

— No disfrutas las fiestas familiares por qué extrañas a tu papá, te entiendo. Mi padre también nunca estaba en casa.

— No te ofendas, bonita. Pero tu papá no va a ser extraditado a los estados unidos y ser condenado a cadena perpetua.

— No pero... Existía la posibilidad que no llegara.

El me miró algo más tranquilo. — ¿En qué trabaja tu papá?

— Es general.

El río irónico.

— El Jin y el Jang, los mismos peligros al fin de cuentas.

— Te dije que te entendía...

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