Narra Archivaldo
- Que a Joaquín le robaron. - Dije rápido
-¿Que? - Pregunto mi madre preocupada. - ¿Que te robaron? ¿Dónde?
- El corazón. - Dije divertido al sentir el pizoton de mi padre por debajo de la mesa.
- No, déjate de cosas, estás muy chico para novias... Pero eso no es por lo que están aquí. Espero que los estés regañando por qué Archivaldo llegó como a las 6 y Joaquin no llego a dormir y aparte se llevaron el Lamborghini.
Mi padre sonrió orgulloso. Si a su mujer nadie la hacía pendeja.
- Exactamente por eso. - Dijo mi padre.
- Bueno... Eso me recuerda. Ocupamos hablar de algo. Mi amor, puedes venir por favor. - Ordenó mi madre y comenzó a caminar al patio.
- Irá... Para que se van al patio, aquí hablen. Todos queremos saber el chisme. - Dijo mi tío Ovidio molesto. - Igual somos bien chismosos al rato nos vamos a enterar todos.
Mi madre le dió una mala mirada y siguió caminando cuando llegó al patio se giro y estábamos en fila Joaquín, mi padre, yo, y mi hermana.
- Cuando dije mi amor, me refería... Olvidenlo. Déjenme sola con su papá, por favor.
El corazón se me aceleró un poco y note que estaban justo abajo de mi terraza. Camine tranquilo a las escaleras y su subí en chinga a mi cuarto.
Me acerque a la orilla despacio y me espante al ver al tío Ovidio agachado junto a mi.
- ¿Escuchas algo?
- Cállate. - Susurro mi tío Néstor en la parte de atrás.
Bufé. Todos estaban ahí.
Nos quedamos completamente callados.
- ¿Que paso chaparrita? - Pregunto mi padre amoroso.
- Iván. Necesito que hables con tus hijos del negocio.
Todos tragamos en seco.
- ¿Por qué o que? - Pregunto mi apa preocupado.
- Te escuché hablar con Néstor, Ovidio y pancho que faltaba mercancía. La mercancía ha faltado en tu propio almacén, y siguen siendo los mismos empleados. Así que, lo más seguro es que sean tus hijos.
- ¿Tu crees que..?
- Si, se que les das dinero de más. Pero Archivaldo y Joaquín ha estado gastando de más. Y no les pesa, lo hacen orgullosos, lo noto por los regalos que me dan, es su satisfacción de dinero propio. Pero no te hagas el iluso. Tu también lo pensaste y lo averiguaste. Solo quiero que me digas si los dejaste continuar.
"Creo que fuimos muy obvios" pensé.
- Claro que no, mi amor, sabes que no dejaría que mis chamacos se metieran en el negocio. Por eso le estamos dando una vida diferente. Para que sean doctores, abogados, contadores, veterinario, lo que quieran.
- Te lo preguntaré una vez más Iván. ¿Metiste a tus hijos en el negocio?
- ¿Que paso, chaparrita? Cuando le he mentido yo a usted.
Mi madre suspiro.
- Iván estan muy jóvenes. Y eres un increíble padre y hombre, y ellos te admiran. Sobre todo Archivaldo, y se le nota que va a querer seguir tus pasos.
- Jamás me han dicho nada del negocio. Creo que ellos quieren algo diferente. Pero... Si quisieran... ¿Que tiene de malo?
- Iván. ¿Quieres a tus hijos expuestos antes otros criminales y la policía? ¿Que tengan que vivir en la sierra escondidos? En casas alejadas de todo. Que puedan salir a la calle sin sentir que los quieren matar.
- Yo prácticamente viví así mucho tiempo y aún lo hago algunas veces. - Dijo mi padre molesto.
- ¿Y te gusta? - Pregunto mi madre molesta. - Apesar de todo el dinero no poder tener una comida decente por estar en medio de la nada. Y batallar por agua limpiar.
- Lo hago por mi familia ¿Cuando te ha faltado algo?
- Nada, Iván. Jamás me ha faltado algo. Se que cuando empezamos a salir yo sabía en lo que me metía. Y los acepte con sus consecuencias y...
- Ahora resulta que casarte conmigo trajo consecuencias.
- Te dije que las aceptaba. Que eran parte del paquete.
- ¿Cuáles consecuencias, por Dios? Tienes camioneta del año, una mansión, puedes ir a donde quieras con Fernanda
- Ya callate, Iván. No quiero hablar.
- ¡Anda, dime las consecuencias de no preocuparte por el dinero!
Mis padres se quedaron en silencio unos segundos.
Me acerque lento a la orilla y Vi como mi madre se descubrió el abdomen. Y una parte de su muslo.
La cara de mi padre era de ganas de llorar.
- Iván. Te dije que aceptaba el paquete. Pero ambos sabemos que si no fuera por el negocio yo no... - Mi madre se cayó y giro su cabeza. - No hubiera pedido el bebé. Y mi pierna no tendría esa cicatriz.
Mi padre estaba inmóvil. Quería bajar corriendo a abrazar a mi madre.
Mi padre suspiro y la abrazo.
- Te amo, sabes que te amo. Y sabes que no te culpo de nada de esto. Se que lo haces por nosotros.¿Pero de verdad quieres todos estos riesgos para ellos?
- Creo que no es decisión mía. - Dijo mi padre.
- Solo te pido que si ellos te llegan a decir algo. Trataras de hacerlos cambiar de opinión... Y me lo dirás... - Dijo mi madre.
- Está bien, chaparrita. Pero ya no quiero pelear.
- Está bien. - Dijo mi madre.
En chinga todos nos paramos en silencio y corrimos lo más silencioso posible a la sala.
A los segundos mis padres entraron a la sala mientras mi padre abrazaba a mi mamá por los hombros y besaba su cabeza.
- ¿Por qué siguen todos aquí? - Pregunto mi padre. - Órale, a chingar a su madre todos, aquí se rompió una taza.
- Creímos que podíamos pasar aquí el domingo. - Dijo Néstor. Tu hermana ya vienen para acá.
Mi padre suspiro. - Bueno. ¿Que quieren hacer?
- Me van a ayudar todos con la comida. - Dijo mi madre. Empezando a sacar la comida de las bolsas.
Nos paramos y todos nos pusimos a ayudarle.
Fue un domingo tranquilo en familia.
La pelea de hace unas horas parecía no haber pasado. Mis padres se rian y se abrazaban. Pero yo estaba nervioso sobre si mi padre había cambiado de opinión sobre meterme al negocio o si le diría a mi madre.
El lunes me levanté temprano me bañe y me aliste para la escuela, desayuné algo rápido y maneje lento. Al llegar al estacionamiento deje el carro e iba para mi salón cuando me marco mi padre
- Te pusiste la peor vestimenta para este día.
Me gire y mire su camioneta, los vidrios estaba bastante negros así que nadie podía verlo pero sabía que era el.
Abrí la puerta y me subí.
- ¿Que tal vas con las clases? ¿Crees poder faltar unas cuantas veces al mes?
- Si ¿Por qué?
- Hoy es tu primer día de entrenamiento. - Dijo acelerando la camioneta.
ESTÁS LEYENDO
Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...