Joaquín le mostró todo a Freddy y este puso la misma expresión. Estaba asombrado y ofendido.
— ¿Crees que mi apa supiera algo de esto? — Pregunto Freddy.
— Pues... No lo sé, mi pa y el tío Pancho y el tío Néstor no se separan. — Dijo Joaquín seguro — Pero cuando fue el primer atentado el tío Néstor acuso a mi apa de saber algo. Y estaba muy molesto. — Dijo ahora pensativo. — así que no se que creer.
— Debemos decirle a Andrés y a Archivaldo. — Dijo Freddy. Ambos buscaron a los muchachos con la mirada pero Archivaldo estaba con Lucia.
....
— ¿Estás bien? — Pregunto Archivaldo.
Lucia asíntio.
— Debería de llevarte a tu casa. — Dijo Archivaldo.
Lucia solo asíntio.
Archivaldo la tomo de la mano y caminaron a la salida.
Elena vio como se iban y corrió a Lucia.
— Mi niña, de verdad lamento mucho toda esta situación. ¿Estás bien? ¿Te sientes bien?
Lucia sonrio apenas. — Si, estoy bien. No sé preocupe.
Elena le dió un ligero abrazo. — Gracias por preocuparte por mi hijo.
Lucia sonrio y asíntio.
El camino fue silencioso. Archivaldo tenía el ceño ligeramente fruncido pero no decía nada. Lucia no entendía que había hecho mal.
Al llegar a la casa de Lucia, archivaldo apagó la camioneta pero no quito los seguros.
—¿Podemos hablar? — Pregunto Lucia.
— ¿De que? — Pregunto Archivaldo fingiendo no estar nervioso.
— De lo que acaba de pasar.
— No se que pensar. — Dijo archivaldo solo mirando al frente.
— ¿Hay algo que quieras decirme?
— No, pero parece que tú si— Dijo el.
— ¿Y yo por qué? Tu eres el que viene molesto. — Dijo ella defendiendose.
— Lo lamento. — Dijo el joven por fin. — Se que odias todo lo que tiene que ver respecto a esta situación y yo metiéndote en estas cosas. Lucia, de verdad lo lamento. Pensé que estarías molesta y no querrías verme.
— Archivaldo está bien. Se que no fue tu culpa.
Archivaldo seguia con su cabeza a mil por hora.
— Aparte nada puede cambiar mi alegría de ver qué aún estás bien. — Dijo Lucia por último sonriendo.
Archivaldo se sintió un poco mejor al verla sonreír. Le tomo por sorpresa que la joven se acercará y lo besara. Al inicio fue lento luego se puso intenso y ella se pasó del lado de piloto sentandose arriba de el.
Al sentir el cuerpo de Lucia arriba sintió que todo el estrés que traía encima se liberaba e interrumpió sin querer el beso con una sonrisa amplia.
— ¿Que pasa? — Pregunto ella.
— Nada, nada. Estoy feliz. — Dijo dando un largo suspiro.
— ¿Que te tenía tan preocupado?
— Creí que al llegar a tu casa. Me dirías que esto no era la que querías. Y solo te bajarias de la camioneta sin decir adiós.
— ¿Así que estabas preocupado por qué me fuera?
— En mi defensa, no sería la primera vez que lo hicieras.
Lucia lo miro confundida.
— Cuando huiste de mi cuarto en la madrugada.
— Aaah. — Dijo Lucia riendo.
— Y usaste a mi hermano como tú cómplice. — Dijo archivaldo mirándola a los ojos. —¿Eh? ¿A ver? Chaparra escurridiza. ¿Que tienes que decir en tu defensa?
— Hice lo que creí correcto.
— Desperte solo. — Dijo ofendido.
— Debió ser muy difícil. — Dijo ella irónica. — Ya que estás acostumbrado a despertar con el cuerpo de cualquier mujer a tu lado. — Dijo recalcando la palabra cualquier.
Archivaldo sonrió cínico. — Ya vas a empezar. Yo solo quería un cuerpo a mi lado esa mañana.
— ¿Y que tal ahora?
Archivaldo comenzo a dar pequeños besos en el cuello de Lucia. — Y ahora lo quiero todas las mañanas de mi vida. — Siguió besándola. — Y también en las tardes... Y en las noches...
Ella comenzó a reír de las cosquillas y de la labia del joven. — No pierdes el tiempo.
— Soy joven y con energía. — Se defendió. — Y tú no ayudas con esas piernas.
El beso empezo a subir de tono. Y Archivaldo hizo su asiento para atrás.
Lucia se acomodo mejor abriendo un poco más sus piernas. Ella traía un shorts algo suelto de abajo. Parecía que le había dado la oportunidad para que pudiese pasar algo más.
De solo pensar el hecho de poder hacer algo con ella hizo que la sangre se acumulará en su entre pierna y su mente apesar de su deseo empezó a divagar....
"¿Lo habrá hecho para dejarme entrar? ¿Se animará a hacerlo en la camioneta? No creo que sea buena idea hacerlo aquí. Por lo menos no la primera vez. Quería que fuera algo bien. Le pondría ganas... Pero si ella quería en la camioneta... Pues tampoco como que iba a negarse"
Estaba inseguro si llevar sus manos a su pantalón o no.
Acercó una mano poco a poco para ver la reacción de ella y ella solo paro de golpe el beso.
Lo miro sonriendo con los labios inchados.
— ¿Si sabes que no voy a hacerlo contigo aquí en la camioneta, verdad?
— No, no, si ya se...
— ¿Y por qué moviste tu mano? — Pregunto ella curiosa.
Pinche chamaca sabía cómo ponerlo nervioso.
— Por que me dió comezón.
— ¿Dónde?
— Aaaah que preguntona es usted. Pues en la pierna.
— ¿En la derecha o izquierda? ¿o en la tercera pierna que te acaba de crecer?
Archivaldo sonrió.
— No puedo evitarlo. No es para ejercer presion. Pero definitivamente no puedo evitarlo.
Ella solo sonrió. — Está bien. Por qué creo que aún no es momento.
— Puedo esperar. — Dijo él tranquilo.
Ella le dió beso rápido.
— Creo que debería bajarme
— No. Un ratito más andale.
— Si te hago caso voy a terminar durmiendo contigo aquí en la camioneta. — Dijo Lucia.
— No le veo lo malo.
— Puerco.
— ¿Eeeh? ¿Yo por qué? Yo solo hablé de dormir. Que tu mente depravada pensará otra cosa es problema tuyo. — Dijo ofendido. — Que señorita tan adelantada.
—Hablo el decente.
Archivaldo sonrió cínico. — Andale solo dame unos besitos más. — Dijo casi como puchero
— No. De verdad me agrada mucho estar aquí contigo. Pelear y esto pero...
— Si me imagino... Sobre todo la parte de pelear. — Dijo archivaldo interrumpiendola.
Lucia achico los ojos e intento quitarse de encima.
— Es cura, es cura. — Dijo abrazándola a él para que no se quitará de encima.
La abrazo y luego la apretó fuerte de la cintura a él. Luego volvió a besarla.
En eso se escuchó como tocaban la ventana de la camioneta con fuerza.
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Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...