- ¿Elena? - Pregunto el hombre asombrado. - ¿Que haces aqui? ¿Por que estas aqui?
- Papá, no puedes estar aqui.
- De ti, no me sorprende. - Dijo el hombre viendo a Fernanda.
Fer bufo. - Tambien es un gusto volver a verlo Sr. Alcaraz.
- Elena, hija. Mirate.. - Dijo emocionado.
- Papa, de verdad. Hablaremos otros momento pero...
El hombre miro a los jovenes incados y se le revolvio el estomago al ver que uno de ellos tenia un ligero parecido a el.
- Ellos..- El hombre ni pudo terminar la frase, camino apresurado a una fotografia de la sala. - ¿Son tus hijos?
Elena solo asintio.
- ¿Quien es su padre?
Elena apreto los labios.
- Ellos no se parecen a Marco.
- Termine con Marco hace mucho.
- Entonces...
- No creo que sea el momento de hablar de esto. Solo vete y llevate a tus hombre por favor.
- Mi vida, hay muchas personas peligrosas aqui y...- El hombre no pudo terminar la frase cuando termino de entender la situacion. Su cara de emocion cambio por completo al ver a Archivaldo. Era idéntico a Ivan.
- ¿Quién es tu padre? - Pregunto a Archivaldo.
Arch no contesto.
- ¿Como te llamas? - Pregunto ahora el hombre.
- Archivaldo.
El hombre sintio como se le revolvia el estomago por completo.
- Dime que no es cierto. -Dijo el hombre mirando a Elena. - ¿Y tu, como te llamas?
- Joaquin.
El hombre suspiro pesadamente. - Su padre es Ivan. — Suspiro. — ¡SU PADRE ES IVAN!
— Papá, basta.
— Si no estaba contento con Marco, ¿Que te hace pensar que voy a estar contento con Iván? ¡Es un pinche criminal!
— Papá. No busco tu aprobación. — Dijo Elena firme. — Ya no soy una niña. Ya hice mi vida. Vida a la que tú decidiste alejarte.
— ¿Y eres feliz? ¡¿Estás contenta?! En esta vida llena de lujos, ¡con dinero sucio! Mansiones con paredes manchadas de sangre.
Elena se sentía tonta era una adulta y aún sentía ganas de llorar por el regaño de su padre.
— ¡Yo no elijo a quien querer! ¡Nunca entendiste eso! ¿Que se suponía que hiciera?
— ¡Buscarte a alguien normal!
— ¿Quien es alguien normal para ti? Tu también has matado a muchas personas. Pero cuando se trata de ti y de tus hombres nunca se ven como criminales.
— No puedo creerlo. Sigues igual ¡O peor! — El hombre suspiro. — Tu ya no eres mi hija.
— Hace años que ya no lo soy.
En eso el teléfono de Elena empezó a sonar.
— Contesta. — Ordenó su padre.
— No es Iván es la niñera.
— ¿Cómo se que no me mientes? Contesta
Elena suspiro.
— Señora. Una disculpa, estamos aquí en la piñata pero la pequeña quería hablar con usted.
— ¡Mami, mami! Me gane unos dulces en un juego. Y comí pastel. Mami, no me quiero ir aún. Mami, ¿A mí también me harán una fiesta así? Mami, quiero una fiesta así!
El hombre sintió que se le achicaba el corazón al escuchar la voz chillona y adorable de una pequeña.
— Si, mi amor. Te haremos una fiesta igual. Tengo que colgar.
— Mami, ¿Puede ser de princesas? Por qué mi papi siempre dice que soy su princesa.
— Claro que sí mi amor. Lo que tú quieras.
— Gracias, mami. Ayooos.
Colgó
El hombre ya no sabía que hacer. Miraba a su hija, y se sentía triste por qué no la había visto convertirse en una mujer.
— Vámonos, —ordenó el hombre.
Los encapuchados se quedaron fríos. Ver la escena donde el comandante Alcaraz se detenía ante una situación personal, los hacía dudar de su líder.
Sin embargo nadie dijo nada. Todos salieron en fila hacia la puerta de la casa. Al final salió el padre de Elena sin decir nada y azotó la puerta. Cuando escucharon que las camionetas se fueron todas suspiraron.
— Y yo que creía que había sido raro el momento en el que conocí al abuelo Joaquín. — Dijo Joaquín.
— Nuestro querido abuelo nos quiere volar la cabeza. — Dijo Archivaldo.
— No digas eso y llamen a su padre para ver cómo está. — Ordenó Elena.
Los muchachos por otro lado al mismo tiempo..
— Puta madree, como me arde la pierna — Dijo Ovidio.
— Tranquilo, ratón. Ya vamos al hospital — Dijo Alfredo.
— ¿Ya saben algo de las mujeres? — Pregunto Iván
— No creo que sea buena idea llamar a las mujeres. — Dijo Néstor.
— ¡Las camaras!— Dijo Alfredo.
— Cierto. — Dijo Iván sacando su teléfono.
— ¿Tienes cámaras? ¿En tu casa? ¿Por dentro? — Pregunto Ovidio luego lanzo un quejido. — Que loco.
Iván saco su cel y Néstor y Alfredo se colocaron uno a cada lado.
— ¿El líder está hablando con Elena? — Pregunto Alfredo.
— Parece. — Dijo Néstor. — ¿No pusiste micrófonos?
— No. — Dijo Iván
— ¿Que le estará diciendo? — Pregunto Alfredo. — ¡Tomo una foto!
— Se están gritando o eso parece... — Susurro Néstor
— A ver, quiero ver. — Dijo Ovidio.
— ¿Que no te duele la pierna? — Pregunto Alfredo.
— Pues si, pero... ¡Quiero veeeeeeeeer!
— Creo que es su papá. — Dijo Iván
— ¡¿Su papá?! — Preguntaron Néstor, Alfredo y Ovidio al mismo tiempo.
Ovidio cómo pudo se paró para poder ver también el teléfono.
— Su papá es un coronel muy temido. A lo que he escuchado es incorruptible. — Dijo Iván.
— Siii... Creo que una vez Elena me contó algo. — Dijo Ovidio. — También su hermano es militar me parece. También podría ser el.
— ¡Se fueron! — Dijo Alfredo.
— Si debió ser uno de ellos. — Dijo Iván pensativo.
— ¿Deberiamos volver? — Pregunto Ovidio
— Creo que no volveremos a nuestras casas en un largo tiempo. — Dijo Iván.
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Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...