— Hola David. — Dijo ella tranquila acercándose.
— ¿Que onda? ¿Y mi tía, como está?
— Bien, ¿Y tú mamá?
— Bien.
Archivaldo cerro los ojos un momento al darse cuenta de lo obvio que estaba siendo viendo a la joven.
— Hola. — Dijo ella tímida.
— Hola. — Dijo archivaldo un poco asombrado que lo notará.
David se puso algo nervioso. — Es un compañero de trabajo. Archivaldo.
— Mucho gusto. — Dijo ella son una pequeña sonrisa.
Archivaldo no pudo evitar sonreirle de vuelta. Le pareció adorable como sus ojos se achicaron.
— Creo haberte visto antes... — Dijo ella. — Ayer
Archivaldo abrió la boca. Estaba nervioso. Puta madre. Pensaba. ¿Que mierdas le pasaba? Parecía uno de esos pendejitos que no sabía ni coquetear. Aunque él ni lo ocupaba, en Culiacán siempre tenía lo que quería cuando quería.
— No lo sé. — Dijo desinteresado. — no te recuerdo
— Ah. — Dijo ella desilusionada por la actitud de él
— ¿Oye, aún vas con su padres al río que está a unos minutos? — Pregunto David emocionado.
— Algunas veces. Tengo tiempo que no voy. — Dijo ella extraña.
— Llevare a Archivaldo y a su hermano y primos a conocer ¿Quieres ir?
— No lo sé... No parece buena idea. — Dijo no muy segura.
— Invite a Samantha, a Olga y a Dyan.
— ¿Ellas irán?
— Siii. ¿Vamos o que?
— Pues... Está bien.
— Pasaremos por ti. — Dijo David.
— Está bien. Adiós. — Dijo la joven alejándose sin mirar a Archivaldo.
Una vez que la joven estuvo lejos, David se giro a Archivaldo. — ¿Quieres oír un consejo?
El joven asíntio.
— Con ella no servirá hacerte el mamón o el interesante. Solo se tu. — Dijo sincero David. — Ooh. Y otros cosa... No compres los rastrillos. Seguro le gustaras mas así como andas.
Archivaldo se quedó pensando y sonrió ligero.
— No me gusta tu prima. — Aseguro.
David soltó una ligera carcajada.
— Aquí no tienes que fingir nada Archivaldo. Aquí todo es tranquilo, relajado. Somos como una familia. Nos apoyamos en lo que podemos.
El joven castaño miro pensativo a su nuevo amigos.
— Está guapa tu prima. — Soltó finalmente.
David volvió a reír ligeramente.
— Lo ves. No pasa nada. La convenceré para ir al río. Y tú no te rasures la cara. Creeme te dará puntos extra.
Archivaldo y David salieron del lugar.
Archivaldo se sentía extraño, acaba de admitir que se le hacía guapa la prima de alguien y este no estaba molesto, ni había amenazado con golpearlo.
David era muy relajado, tranquilo y paciente.
A dónde iban coqueteaban con las muchachas y era muy amable. Le recordaba un poco a Joaquín.
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Quédate
Ciencia FicciónEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...