— Permíteme un momento. — Dijo el joven levantándose de su cama.
— ¿A dónde vas? — Pregunto Lucia extrañada.
— Saldré un momento
— Pero...
— Solo es un momento
En cuanto salí cerré la puerta detrás de mi y mi apa ya estaba frente a mi.
— Chamaco, ya te dije que este lugar no es pinche motel. Pero en fin... Espero solo uses tu cama. Y espero que no sea Teresa la que tienes ahí.
— No, es... Una amiga.
— Si,si quien sea... ¿Por qué no la llevas a su casa?
— Solo vamos a dormir apa.
— Tu mamá no va a estar muy contenta si se da cuenta. Y yo no pienso ayudarte.
Archivaldo miraba pensativo a su padre.
— ¿APA, nunca le gusto alguien que no debería?
Iván se quedó sorprendido ante la pregunta de su hijo.
— Pues... Cuando era joven... Me gustó la hija de un trabajador de tu abuelo...al final el hombre traiciono a tu abuelo... Así que yo dejé de verla.
—¿Solo te alejaste?
— Mijo, hay muchas mujeres en el mundo. Y la verdad no me arrepiento ni un poco, su madre es la mejor compañera que pude haber elegido. Pero dime quien es la chamaquita...
— Como todo respeto apa. Usted dijo que no le importaba...
— Si la chamaquita es hija, sobrina, nieta de alguien del negocio. Si me interesa. Para estar alerta.
Archivaldo lo pensó. — No es del negocio.... Es que es mucho mas grande...
— Tu sabes lo que haces...
—¿Ya me puedo meter al cuarto?
— Si
Archivaldo entro a su cuarto y Lucia estaba acostada mirando la puerta, se miraba triste.
— Hey. ¿Y esa cara?
— No es nada. — Dijo Lucia volteandose.
— Dime que pasa...
— Quiero que después de esta noche no me vuelvas a hablar.
—¿Que? ¿Por qué?
— Solo estás jugando conmigo, así como coqueteabas con Teresa, seguro hay más o habrás más y...
— Espera espera, —Archivaldo sonrio. — No, no sea mula, mija. Deje de cosas. Mira...no voy a enojarme, ni hacerme el mamón. Entiendo que te cause una inseguridad por mi comportamiento. Pero te prometo que si me das una oportunidad, no la voy a cagar. Saber que si tengo una oportunidad contigo y animarme a decirte lo que siento cambia todo... No te pido que seamos novios mañana, pero deperdida no te alejes. Déjame ganarme de nuevo tu confianza. O si ocupas un tiempo... Tómatelo, pero prométeme que me dirás cuando estés lista. Voy a esperar.
Lucia miraba pensativa a archivaldo.
— ¿Realmente estás dispuesto a esperar?
— Claro que sí. — Dijo riendo. — Eres mía chaparrita. — Dijo arrogante.
Archivaldo se acostó aún lado de Lucia mirándola a la cara.
— No se...
Archivaldo solo se rió. — Ya duérmete. Mañana hablamos.
A la mañana siguiente archivaldo se levantó de golpe. Miro a todos lados y no estaba Lucia.
Se levantó rápido de la cama y miro a Joaquín entrando a su cuarto.
— Lucia no es...
— Ya la lleve a su casa...
— Pinche plebe. ¿En qué momento?
— Me envío un mensaje y salió de tu cuarto, fue muy temprano.
Archivaldo se sentía algo decepcionado, su ego sabía que ella era de él. Y estaba dispuesto a estarle chingando pero la actitud de empezarse a evitarlo le molestaba.
— Me pidió que te diera esto. — Dijo Joaquín estirando su mano con una hoja de papel.
Archivaldo miro la hoja y la tomo, se dió la vuelta pero luego de unos pasos se giro a Joaquín nuevamente. —Joaquin
—¿Si carnal?
—Gracias por todo lo que hiciste por mí anoche. De verdad gracias.
— No te preocupes. Pa eso estamos.
Archivaldo camino de vuelta a su cuarto para alistarse para la escuela. Se cambió serio y bajo las escaleras desanimado. En la escuela estaba en el estacionamiento y saco la hoja que le había dado Joaquín.
Abrió la hoja y miro la perfecta caligrafía de la jóven "Necesito un tiempo"
Suspiro, ya se lo esperaba.
Bueno, le daba igual. Él no había hecho nada malo...
Él había Sido sincero...
Aparte ni que fuera la única vieja del mundo...
Arrugó la hoja y la tiró del lado de copiloto. Se bajó de la camioneta y camino para encontrarse con Freddy, Andres y su hermano.
Joaquín miraba serio a su hermano, estaba algo preocupado pero no quería preguntar y menos hablaría con Andrés y Freddy ahí.
— Te van a meter una chinga si te ven fumando. — Dijo Freddy.
— Una feria y no pasa nada. — Dijo Arch desinteresado.
— No haz desayunado wey. De perdida un cereal no mames. Unas galletas. — Dijo Freddy.
— Yo me voy. — Dijo Joaquín despidiendose.
— ¿Y si no entramos? — pregunto Archivaldo a sus primos apagando el cigarro con su teni.
— No creo que sea buena idea. — dijo Andrés. — Hay que dejar las faltas para cuando faltemos por entrenar.
— Si, yo tampoco creo que sea buena idea. — Dijo Freddy.
— Como sea. — Dijo Archivaldo caminando a su camioneta. Se subió a esta y manejo hasta las avionetas de su padre. Se acercó a la suya. Su viejo Alcón.
Tomo todo lo que necesitaba y se acomodo para mover la avioneta por la pista clandestina.
Prendió su avioneta y la elevó.
La vista era preciosa. Todo se miraba bastante verde. Kilómetros y kilómetros de flora verde.
Definitivamente volar le relajaba más que manejar.
Dió un largo suspiro y en eso giro a su lado.
Por un segundo imagino la cara de emoción de Lucia viendo el paisaje. Pero rápido sacudió la cabeza.
Que tontería. Podía tener a la vieja que quisiera y le gustaba la plebe que no lo quería.
Después de volar en rato. Regreso a la pista de dónde salió y acomodo a su halcón.
Iba para su casa cuando le entró una llamada.
— Me hablo el abuelo, wey. Que quiere que lo acompañemos a un negocio. ¿Que dices? ¿No las rifamos? — Pregunto Andrés atraves del otro lado del teléfono.
— Pásame la ubicación voy para allá.
ESTÁS LEYENDO
Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...