Archivaldo XIX

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El tío Ovidio me llevo a un enorme almacén

- ¿Vamos a llevar mercancía? - Pregunté al tío Ovidio.

- No. Hoy vas a ser chef.

Frunci el ceño. Y cuando entré me pusieron a producir la mercancía. No era algo muy agradable que digamos. Algo tedioso. Miraba como la gente se dedicaba a cocinarla sin ponerle atención a algo más.

Después de unas horas el tío Ovidio llegó por mi. - ¿Cómo te sientes Ivansito?

- Pues, bien, supongo.

Ahora el tío Ovidio me llevo a otro almacén, este no lo conocía.

Entramos y había dos hombres atados a unas sillas.

Me quedé helado viéndolos.

Uno tenía los ojos bastante rojos e inchados, temblaba como loco.

El otro movía la mandíbula de forma involuntaria como película de terror. Lucia se moriría de miedo pensé divertido. El tipo parecía poseído.

- ¿Se trata de morder la oreja? - Pregunté divertido.

- Probaron  la merca, y les gustó... Ahorita mismo te arrancarían el hígado con las manos para conseguir más.

Los tipos daban lastima

- Solo un poco. - Dijo uno apenas. - Dame solo un poco. - Repitió.

En ese momento recordé cuando quise probar en la escuela.

- ¿La has probado? - Pregunto el tío Ovidio

- No.

- Pues piénsalo, después de esto.

En eso se acercó a uno y lo soltó. El hombre se me fue encima buscando en mis bolsas. Y oliendome como loco.

- ¡¿Traes?! ¡¿Traes mercancía?! - Repetía.

Pensé en darle un fregazo pero me dió lastima solo lo empuje. Cuando se puso más enfadoso si le pegue un fregazo. Empezó a llorar en el piso tomándose la cara y ahí si me sentí mal.

- Vámonos. - Dijo mi tío Ovidio.

El hombre se volvió a parar para intentar correr hacia nosotros pero otros hombres lo detuvieron.

- ¿Hay otra sorpresa? - Pregunté mirando por la ventana.

- En realidad si.

Llegamos a una casa enorme grande muy bonita

Don Ismael salió a recibirnos.

- Necesito un favor, Hijo. - Me dijo el señor.

- Mi hija quiere salir de fiesta pero sin escoltas y en parte es arriesgado que vean que traen escoltas hombres mucho más viejos que ella. ¿Crees que tú y tu hermano puedan acompañarla.

Sonreí. - Claro que sí.

En eso salió Teresita de la casa.

- Hija. Archivaldo y Joaquín irán contigo.

Ella solo asíntio.

- Te doy mi número, para ponernos de acuerdo a que hora vernos.

- Muy bien. - Dije serio.

- Muchas gracias, hijo. - Dijo Don Ismael mientras me encaminaba a la camioneta del tío Ovidio.

- De nada, ya sabe lo que ocupe.

Me subí a la camioneta con una sonrisita.

- Ni se te ocurra una pendejada. Por qué nos cortan los huevos a todos. - Dijo el tío Ovidio. - Mantén lo que debes en tus pantalones y no andes de nalga pronta.

- No pienso hacer nada... Que ella no quiera.

- Irá... Ira... Que te estoy diciendo, pinche chamaco ofrecido.

- Pues que madre.

- Igualito a tu papá de joven. Luego te va a llegar el karma y te va a doler culero. Acuérdate de mi.

Levanté los hombros en señal que no me importaba.

Me fui a la casa me bañe y me fui al entrenamiento de fútbol. Íbamos a la mitad cuando empezaron a llegar los de educación física. Lucia estaba estirando con Dimitri cuando mire que saludo a alguien en las gradas.

Ismael.

" No mames, quien viene un sábado a la escuela a las gradas nomás a ver a una plevita a intentar salvar deportes" pensé.

"Plebe pendejo"

Me sacudí la cabeza para intentar sacarme la molestia pero no sirvió.

- ¡Ya basta Archivaldo! ¡Ya basta! ¡No es fútbol americano!

Suspiré. Sacudí mi cabeza y me gire a las gradas. Ismael seguía ahí. "No mames" pensé.

Intente jugar más tranquilo hasta que terminó el entrenamiento. Empecé a correr un poco para bajar el coraje cuando mire a Lucia.

- Te ves cansada. - Dije corriendo a su lado.

- Estoy cansada - Dijo apenas.

- ¿Por qué no descansas?

- No puedo.

- ¿Por qué?

- Aún no termina el entrenamiento.

- ¿Quieres que te lleve cuando acabe?

- No, gracias.

- ¿Por qué no?

- Saldré tarde

- Te espero..

- Es que me llevara Ismael.

- Aaah. Sale. - Dije parando de correr para caminar al estacionamiento. Fredy estaba recargado en las gradas viendo todo y solo sonrió cuando me acerque a él.

- Estosss celosss me hacen dañooo, ME ENLOQUEEESEEEEN. - empezó a cantar divertido.

- No mames no estoy celoso.

- Jamaaas aprenderé a vivir sin ti.

- Mmta.

- Lo peor que muy tarde comprendo SI, SI... Contigo tenía todo y lo perdí..

No conteste y camine más rápido a mi carro.

- Perate wey. Vamos al rancho hoy o que.

- No puedo. Tengo un trabajo de don Ismael.

- Ayaaa vergaa UAUAU.

Me subí al carro y me fui a la casa.

Pase la tarde jugando vídeo juegos con el tío Ovidio y Joaquín hasta que tome el teléfono.

Miraba los estados cuando mire uno de Lucia. Era una nieve y se miraba a Ismael a un lado. "Ah pero con él, si quiso un pinche helado". Bloquee el cel y seguí jugando hasta que me llegó un mensaje de Teresa.

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