Alguien tiene que disparar

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Corte un pedazo de la camisa de Ovidio para amarrarla en su pierna.

- Aaaah. - Se quejo del dolor. - A la verga como arde.

- Necesitamos ir a un hospital, Pancho. ¡Ahora! - Dije apretando la herida de Ovidio.

Pancho nervioso seguía manejando a toda velocidad. Miro un segundo por el retrovisor y miro como Iván lo seguía en su camioneta igual apresurado diciéndole a uno de los pequeños que se agachara.

- ¡No es seguro! Iremos a un lugar seguro y tendrás que hacerlo tú

Suspiré y mire a Ovidio. Le quite lo que le restaba de camisa. - Muerde esto muy fuerte. - Dije mirandolo a los ojos. Él empezó a sudar nervioso y asíntio.

Descubrí la herida y heche alcohol. Después a un cuchillo que tenía en la camioneta. Agradecía que no hubiera baches en la carretera la camioneta estaba bastante estabilizada.

Después de limpiar el cuchillo lo enterré lento en la pierna de Ovidio, todo lo que se escuchaba eran los gritos ahogados de Ovidio.

Suspiré de alivio cuando pude sacar la bala completa. Luego busque un encendedor en mi bolsa.

- Ovidio perdón.

Calenté el cuchillo y luego lo puse sobre la herida.

Ovidio se quejo bastante mordiendo recio la camisa. Luego tome otro pedazo de tela y volví a cubrir la herida ya cauterizada.

- A la verga. Cómo duele. - Decía sosteniendo su pierna

- Estarás bien. - Dije girando la cabeza a la camioneta de Iván. - Pancho. Ocupo curarte el brazo.

Iván se miraba preocupado manejando a toda velocidad detrás de nosotros.

- Tenemos otro problema. No puedo acelerar más e Iván no nos arrebasa. Lo van a alcanzar. - Dijo pancho.

- ¿Que hacemos? - Dije preocupada.

- Alguien tiene que disparar. - Dijo paseandome una arma larga que tenía alado.

Suspiré.

- Voy a hacerme a la derecha para que Iván pase. Si no lo hace bajaré la velocidad y me acomodare detrás de él. Pero ellos irán tras nosotros. Apunta a sus bocas. O a las llantas. El caso es que ya no nos sigan

Asentí nerviosa.

- Si ves que alguien más sale de la camioneta te vuelves a meter.

- Está bien

La cara de Iván fue de completó susto al ver que pancho paso la camioneta del lado derecho y bajo la velocidad.

Pude ver en cámara lenta como decía "No" asustado.

Los hombres que nos seguían se pusieron detrás de la camioneta de pancho.

Saque la mitad de mi cuerpo por la ventana y empecé a disparar. Creo que no le di a nadie pero el vidrio de enfrente se astillo en Miles de pedazos dejándolos sin visión.

Crei que todo se había acabado, pero no bajaron la velocidad. Pude ver cómo el conductor le pegó con algo al vidrio y en este se formó un enorme hoyo para que pudiera seguir teniendo visión del camino.

- Intenta en las llantas. - Grito pancho.

Di un par de disparos pero no le di a la llanta.

- Intenta llantas o vuelale la cabeza, Elena. Son ellos o nosotros. Esos pendejos vienen por tus hijos. - Grito Ovidio.

La adrenalina me hizo volver a salir para volver a disparar. Le di en el brazo al conductor y luego a una de las llantas de enfrente.

Rápido pudimos ver cómo el conductor perdió el control y la camioneta de ellos se volteo dando múltiples vueltas en el aire para caer al piso y seguir rodando en el asfalto.

La camioneta se comprimió casi por completo.

- ¡ESO CHINGONA! -Grito Pancho.

Ovidio dió un grito ranchero y yo solo seguía muy nerviosa.

Pancho siguio manejando a exceso de velocidad varios kilómetros hasta llegar a una gasolinera. Me baje corriendo e Iván me abrazo muy fuerte mientras ambos abrazamos a nuestros pequeños.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora