El joven iba camino al estacionamiento cuando miro a su primo. Andrés era hijo de su tía Griselda y su tío Néstor.
— ¿Que onda, chavalon? — Lo saludo Andrés.
— Nada. Me corrieron del entrenamiento.
— Que nuevas que andes de peleonero. — Dijo Andrés divertido.
— Si.. Oye... ¿Y tú papá? — Pregunto el primogénito de Iván curioso.
— Según yo anda de viaje con tu papá. — contesto su primo.
Archivaldo asíntio.
— Tiene rato que llega bien cansado. Hace días casi no lo veo. — Admitió Andrés.
Archivaldo respiro un poco, quería creer que la actitud de su padre era tal vez por exceso de trabajo, ya que al parecer actúan de la misma forma sus tíos.
— Bueno, me voy Carnal. — Dijo Archivaldo dándole la mano a su primo.
Su primo le correspondió el gesto y archivaldo se encamino devuelta al estacionamiento.
Acomodo sus cosas, y se subio al deportivo, hizo de nuevo el intento de marcar a su padre pero mando directo a buzón. Lo intento con su tío Ovidio y fue la misma. El teléfono de su tío Alfredo si sonó pero al segundo llamado le colgó.
Fastidiado dejo su teléfono y se iba a dirigir a la salida despacio cuando vio a la loca parada al final del estacionamiento.
— Oye, loca.
La joven se giro a todos lados.
— ¡Aquí! — Dijo Archivaldo.
La joven se agachó un poco y miro dentro del deportivo.
— ¿Quieres raite?
— Ya vienen por mi, Gracias.... Y ya te dije que no me digas loca. — Dijo molesta.
Archivaldo tenía su brazo recargado en el volante, sonrió. — Como quieras.
El auto apenas avanzó un poco cuando unas gotas de lluvia empezaron a caer en el vidrio frontal del auto.
Archivaldo rápido miro por el espejo retrovisor y miro como la joven se hizo pequeña y se abrazo a si misma.
Suspiro cansado "Como si no tuviera mejores cosas que hacer" Pensó. Y le dió vuelta al estacionamiento hasta llegar de vuelta a el lugar frente a la joven — Está lloviendo.
— Que astuto. — Dijo ella irónica.
Archivaldo apretó los dientes. "Que muchacha tan molesta" pensó.
— Súbete. — Ordenó Archivaldo ya arto.
— Te dije que ya vienen por mi.
— Bueno, entonces espera dentro del carro.
Ella giro a todos lados. Las gotas caían por su cabello y su rostro. La pensó solo dos segundos y tomo la manija del lado de copiloto del deportivo.
Una vez adentro empezó a arreglar su corto cabello hacia atrás y a intentar limpiar sus lentes.
Archivaldo sonrió divertido al verla empapada. — Dame. — Dijo quitándole los lentes. Él los limpio con su camisa seca. Se acercó a ella y coloco los lentes por encima de las orejas de ella. — Lista.
— Gracias. — Dijo ella sincera.
— De nada. — dijo mirando al frente. — ¿Y a quien esperas?
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Quédate
Science FictionEsta historia narra el tiempo que Elena vivió con Iván y Ovidio Guzmán. Seamos sinceros, no existe nada que justifiqué el comportamiento de estos individuos en la vida real. Pero al fin de cuentas son humanos, con sus errores y sus emociones. Indep...