Sincero III

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Arrastraron al Wero a una habitación sola y lo sostuvieron de brazos y piernas.

— No es nada personal. — Dijo Iván. Y luego bufo sonriendo de lado. — ¿Pero meterte con mis hijos, mis amigos y mis sobrinos? ¿Que esperabas que pasará?

— Primero me desharia de tus hijos. Y luego de ti. Luego a tu esposa la venderia como un pinche pedazo de carne para que la usarán como la put....

El Wero ni pudo terminar la frase. Iván se llenó de coraje y le reventó la boca. Debió haberle aflojado unos cuantos dientes por qué la boca del hombre empezó a tornarse roja de la sangre que se acumulaba.

Iván tomo la almohada y se la puso en la cara al Wero, este empezó a patalear. Y se movía intentando salir del agarre.

Después de unos minutos dejo de moverse.

Néstor le checo la presión. Y nada.

Iván puso su arma sobre la almohada y disparo. — Por si acaso.

— ¿Que le diremos al abuelo? — Pregunto Freddy.

— Que a este pinche perro le dió hambre y quería morder al dueño.

Decidieron dejar el cuerpo ahí. Todos salieron y empezaron a caminar por un pasillo hasta que se toparon con la enfermera wera y a Elena.

Todos pusieron cara de asombro.

— ¿Que les dije? — Pregunto la wera molesta.

Elena rio. — ¿Que pasa?

— Pasa que estos metiches andan en todos lados e hirieron al joven de la habitación 205. Ya los corrí dos veces. ¿Que parte de que los quiero fuera de aquí, no entienden?

Todos se miraban apenados. Pancho abrió la boca pero Elena lo miro achicando los ojos. — no te atrevas. Lilith es de mis mejores amigas y colega, y le creo todo lo que me diga y si piensas ofenderla, te corro del hospital.

— Con todo respeto. No pretendia ofender. Pero si defendernos. — Dijo Pancho.

— Tampoco servirá. Si Lilith dijo que no los quería aquí. Retirense por favor.

Iván no le importaba, igual el trabajo estaba hecho.

— Está bien, mi amor. — Dijo Iván robándole un beso rápido a Elena para dirigirse a la sala de espera.

Todo caminaron detrás de él.

Lilith camino detrás de todos para segurarse que está vez si se fueran del lugar.

Pero pancho se quedó con Elena.

— ¿Crees que puedas hacerme un favor?

— Depende.

— Preséntame a tu amiga.

— Esto no es la secundaria Pancho. Si quieres hablar con ella háblale tu.

— ¿Con ese carácteeeeer?

— Pues siii.

— Me sentiría un poco más confiado si tú la invitas.

— Está bien. — se rindió Elena.

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