Pelate II

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Las aves que estaban cerca del lugar agitaron sus alas rápidamente, causando que se escucharán múltiples aleteos por la zona. Después de eso nada.

Alfredo sintió un nudo en el estómago, sintio como si todos se hubieran callado, hasta el sonido de una pequeña abeja se silencio.

Alfredo brinco la barda de regreso por Iván pero sentía como perdía la fuerza.

El policía estaba sobre Iván, apenas se movia e Iván estaba inerte en el sueño.

—¡NOOOOOOOO!  ¡NO,NO,NOOOOO!

Alfredo corrió a Iván, se tropezó una vez al sentir que las piernas le flaqueaban de la desesperación. Puso su mano en el hombro del policía para voltearon y matarlo. Pero en eso el cuerpo del hombre cayó al suelo con su ropa bañada en sangre.

Iván tomo un suspiro desesperado y miro a su hermano.

La bala le había dado al policía.

Alfredo sin querer una lágrima cayó de su ojo. — ¡Puta madre, pendejo! ¡Me espantaste puto!

— Andale, ayúdame a pararme

Alfredo le dió su mano a Iván y los ayudo a parase.

Néstor se sentó en la barda y ayudo a Iván a subir y después a Alfredo. Todos se subieron a las camionetas y se fueron en friega.

— Necesitamos que alguien vaya a ver a la mujeres. — Dijo Iván — Y que pregunten si mi apa está bien.

— Tranquilo, están con los muchachos.

Del otro lado...

Elena se iba a dirigir con Fer, Ina, Griselda, la señora Alejandrina y Lucia al cuarto cuando alguien azotó la puerta en principal. Nadie disparo ni apuntaban solo entraron varios encapuchados.

Nadie decia nada. Los encapuchados tenían tapados hasta los ojos con las máscaras, no era un operativo normal. Si es que eran parte de la policía o el ejercicio.

Empezaron a caminar a un paso ritmico la casa, solo se podían escuchar las múltiples pisadas en la cocina, subiendo las escaleras en los cuartos.

— ¿Que hacen aquí? No pueden entrar sin una orden— Dijo Archivaldo firme.

Un encapuchado tomo a Archivaldo del hombro y prácticamente lo arrastró a la sala e incarlo. Igual con Joaquín, Andrés y Freddy.

Los encapuchados encontraron la oficina de Iván y pidieron amablemente a las mujeres que salieran. Guardaron sus armas pero si las llevaron a la sala donde tenían inchados a los muchachos.

En eso se escucharon unas pisadas pesadas hacia la entrada de la casa. Un cuerpo alto entre delgado y atlético cubierto completamente de negro atravesó la puerta.

— Separenlos entre hombres y mujeres. — Ordenó el hombre.

Los encapuchados los separaron.

— Solo hay mujeres y niños aquí. — Dijo la señora Alejandrina

El encapuchado bufo. — Esposas de ratas. — Diría yo. — Y cada una será juzagada.

— Ninguna tiene nada que ver con eso. — Dijo Ina.

— Con el simple echo de vivir con el criminal y gozar de ese dinero sucio. Ya tienes que "ver con eso". — Dijo el encapuchado.

Uno de los encapuchados. Empujó a Elena. Y está se quejó.

Archivaldo dió un paso molesto. — Déjala pendejo.

El que parecía ser el líder pareció perder la fuerza por completo al verla. Estaba inmóvil.

— Elena... — Susurro Fer codeando a Elena para que viera hombre de enfrente.

Elena se quedó muda, sintió como salio el aire de sus pulmones.

— ¿Papá?

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