Enemigos

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- Pues aquí se acabó está conversación. - dije con una sonrisita.

- No vinimos por toallas. Vinimos por qué creías que Néstor y Griselda estaban solos, por eso estabas nerviosa. - dijo seguro

- No se de qué me hablas.

- No sabes lo que me molesta que me quieran ver la cara de pendejo mintiéndome a la cara.

Rodee los ojos y guarde silencio. Odiaba ser tan mala mintiendo. Creí que si le decía la verdad. - Si confías en mí, confío en ti. - Dije sería.

- Ya vez que si había algo.

- Solo te pido que me escuches hasta el final y no te pongas así.

- Mientras más me hagas esperar más me emputo.

-Ni me retes. - Me estaba molestando cómo me hablaba. - A tu hermana se le hace guapo Néstor.

- ¿Y creíste que era buena idea dejar a mi hermanita con él, solos?

- Entonces no confías en tu hermana y en tu amigo.

- Yo no confío en nadie, Elena. Ahora me vas a decir cómo chingados sabías que Griselda estaba con Néstor.

- tu hermana me dijo que se le hacía guapo Néstor, los ví platicando en la fiesta y luego dijiste que era la camioneta de Néstor la que había vuelto a la casa asi que... Me asuste, creí que podrían hacer una tontería.

Iván me miraba serio. - ¿Si tú estabas asustada y no los conoces a ellos? ¿Que crees que deba pensar yo?

- Ella esta chica, no mide las consecuencias de sus actos, y ahorita cree estar enamorada.
Pero no por eso debes ser tan duro con ella.

- Las mujeres enamoradas hacen muchas pendejadas, dan los sentimientos, se dejan manipular y dan las nalgas. Yo no voy a dejar que nadie toque a mi hermanita.

- ¿Que nunca fuiste joven?

- Claro que sí Elena, y lo digo por qué muchas plevitas enamoradas se acostaron conmigo creyendo que yo era el amor de su vida cuando no eran nada.

Por alguna razón sentí mucha molestia y sin pensarlo lo abofetee.

Iván se quede asombrado.

- Pues eso fue por todas esas "plevitas enamoradas", y respecto a tu hermana es mejor que no hagas nada, por qué no dejas que se conozcan simplemente y ya. Ella no tendría que hacerlo a escondidas si fueras un amigo para ella y no un pinche animal que explota todo el maldito tiempo. Dices que tu familia es lo más importante pero mira... Tu propia familia te tiene miedo.

Iván me miraba muy serio.

- Sabes que, espero que un día te enamores de verdad, y que te hagan sufrir. Que te engañen te rompan el corazón y te usen como tú lo hiciste con esas "plevitas enamoradas" maldito machista pendejo. - Dije subiendo molesta a mi cuarto. Me enllave y me puse una pijama para dormír.

Me levanté varias veces por el ruido de la música pero mi molestia hacia a Iván aún era bastante. ¿Cómo era posible que aún no llegara su maldito karma?

- Elena. - Dijeron del otro lado de la puerta

No conteste.

- Elena abre la puerta.

Seguí sin decir algo.

- Voy a tirar la puerta.

- Suerte.

- Estás despierta abreme.

- Que este despierta no significa que quiere ver tu cara de ardilla.

Después ya no escuché nada.
Más tarde me levanté casi a medio día, baje en pijama y todos estaban igual en pijama platicando todo lo que pasó ayer.

— ¡Elena¡ — Dijo Alfredo alegre al verme bajar la escaleras. — Ven acá. Ven a ver la chulada que azotó ayer en el piso. — Dijo divertido

— Ay no que vergüenza. — Dijo Elsa.

Alfredo me jalo a dónde estaban todos en la sala y me mostró el vídeo. Rei un poco y los demás también.

— Nombre de lo que te perdiste por dormilona.  Mira a ovidio bailando la chona. — Alfredo me enseñó otro vídeo y comencé a reír.

— Noo y luego... — Empezo un primo de ellos a seguir contando historias, yo estaba sentada riendo escuchando las historias de todos. Cuando sentí una presencia a mi lado.

Me gire y un rostro serio me miraba sosteniendo un plato de hot cakes.

— Desayuna.

No dije nada nisiquiera iba a tomar el plato cuando hablo ovidio. — Desayuna, ya todos desayunamos.

Para no hacer una escena tome el plato que me daba Iván y comencé a comer lento, él desapareció por la puerta hacia la cocina.

Todos miraban divertidos como yo comía lo que Iván me había dado.

— ¿Por qué me miran así? ¿Tiene veneno o popo de cabello?

Pancho y Néstor rieron.

— No, pero es muy raro cuando Iván cocina para alguien. — Dijo Ina con una sonrisa traviesa.

Solo sonreí incómoda y seguí comiendo. Después mire como Iván se acercó a Griselda y ambos salieron por la puerta principal.

Cuando terminaron las anecdotas de la fiesta salimos un momento al porche y Griselda e Iván llegaron cabalgando cada quien un caballo, Iván montaba un enorme semental totalmente negro. Mientras que Griselda una yegua manchada.

Ella reía y se veía que tenía una plática muy amena con Iván. El mayor de los Guzmán se miraba muy calmado hasta relajado. Debo admitir que se miraba muy atractivo.

Cuando se dirigían al establo Iván se giro a verme y conectamos miradas.

— ¿Está muy guapo mi muchachito verdad? — Pregunto la señora Alejandrina

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora