◇єηтяє ρєηѕαмιєηтσѕ◇

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Esos sentimientos encontrados son demasiado para él. No sabe exactamente qué es lo que siente. Se siente perdido dentro de sus propias emociones.

Cada vez que lo mira, recuerda todo su pasado; el como estuvo para él todo el tiempo, claro, sin contar el tiempo que pasó solo con su tortura, sin decirle a nadie, ni siquiera a él.
Y no se lo dijo, no porque no confiara en él, más bien, no se lo dijo porque no quiere que piense que está sucio o que es una zo...

—¿Al?— la voz de Joaquín lo saca de sus pensamientos —¿estás bien, corazón?, estás muy distraído.

—E-estoy bien, Joa— sonríe a medias —no te preocupes.

—Sabes que si quieres contarnos algo puedes hacerlo, ¿cierto?— le regala una mirada tierna y una caricia en la mejilla.

Axel lo mira indeciso. Joaquín se ve muy seguro de lo que está diciendo, lo cual le da a entender que lo está diciendo enserio.

»Iré al cuarto de lavado a sacar la ropa que dejé en la lavadora antes de ir por ustedes— explica y lo dice como excusa para que Axel piense y pueda decidir si decirle o no. —¿Me avisas cuando Emi y Dudu regresen?.

—S-si— responde en un susurro aún pensando si hablar con Joaquín o no.

Joaquín sonríe y se dirije al cuarto de lavado. Al entrar, deja la puerta entre abierta, saca la ropa de la lavadora y la coloca en la secadora, no sin antes sacar la ya estaba allí.

Toma una prenda y comienza a doblarla haciendo a un lado la que tiene que planchar. A la vez piensa que hará de comer para cuando Eduardo y Emilio lleguen del supermercado.

—Joa— la voz de Axel se hace presente trás él —si hay algo que quiero contarte.

—Dime— sonríe y continúa doblando la ropa, pero su atención está en Axel.

El adolescente se sienta en un pequeño banquito que guardan ahí, junto a la lavadora.

—Me siento extraño— confiesa de una, pues siente que entre más lo posponga, más difícil le será hablar del tema —¿recuerdas que les dije lo que Luis me hacía?.

Joaquín detuvo sus movimientos para mirar a Axel —si, lo recuerdo— responde con el ceño fruncido —¿Qué sucede con eso?.

—Bueno, Dereck no lo sabe— baja la mirada un poco tímido —le quiero contar, pero...

—¿Hay algo que te asuste?.

—Me... No quiero que piense que estoy sucio— el llanto se hace presente rompiendo el corazón del castaño.

—Oh, Al— se arrodilla frente a el y lo toma por las mejillas —Tú no estás sucio, mi amor. Por favor no quiero que piense eso.

—Así me siento, Joa— solloza dejando que el castaño lo envuelva entre sus brazos —me siento roto, siento como si sus... sus fluidos aún estuvieran dentro de mi. Hay días en los que tengo pesadillas con él, no son tan frecuentes, pero cuando pasan siento como si lo estuviera viviendo en carne propia otra vez.

Joaquín no sabe que pensar. Axel estaba sufriendo desde hace varios días, meses, años, bastante tiempo y saber que aún lo sigue viviendo le parte el corazón.
Aún sigue en busca de un psicólogo de confianza que pueda ayudarlo, pero, hasta ahora, no le ha convencido ni uno solo. Lo pensó mucho tiempo, desde que visitó el primero y llegó a la conclusión de que no dejaría a su hijo con cualquiera.

—Mi niño, no digas eso— refuerza el abrazo en el menor —Entiendo que es difícil para ti toda esta situación, me duele saber que sufríste mucho —el castaño suspira y sigue hablando —Mira, Emilio y yo hemos platicado sobre la posibilidad de que tú y Dudu vayan con un psicólogo para que les ayude en este proceso. Ni Emilio ni yo queremos obligarlos, si no quieren entonces no los mandaremos.

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