◆FAMILIA AL INSTANTE◆

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Maratón 1/3.

⚠Capítulo largo⚠

⚠ Lenguaje soez: palabras obscenas, groserías, insultos o frases con intensión de ofender ⚠

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2 días para la boda.

El cantar de las aves se hace cada vez más sonoro para sus oídos. Comienza a asomarse la luz del Sol indicando el inicio de un nuevo día.

En la planta baja de la casa ya se escucha uno que otro murmullo. Una vez más, confirma que la familia del rizado es muy madrugadora.

Se remueve un poco sobre la cama haciendo que el rizado comience a despertar.

—Buenos días— dice el mayor estirando sus músculos —¿como te sientes?.

—Buenos días— corresponde el saludo un poco desanimado —bien, supongo, espero que hoy Dudu si me hable.

Emilio se gira sobre la cama para poder ver de frente al castaño.

—Verás que si, solo hay que darle tiempo— sonríe acariciando la mejilla del menor —lo que podemos hacer es pensar en lo que hicimos ayer para intentar llegar a la causa de su tristeza.

—Creeme, durante la cena estuve analizando, literalmente, cada paso que dimos— juega con la camiseta del rizado —y por más que le doy vueltas no logro entender el porqué de su actitud.

Joaquín abraza a Emilio y suelta pequeños suspiros tratando de tranquilizarse.

—Hey, mirame— pide Emilio elevando la cabeza del menor tomándolo del mentón, Joaquín lo mira —tal vez no fue nada que hiciste tú, tal vez es otra cosa. Tienes que alegrarte un poco, hoy es tu cita.

Joaquín mira con detenimiento a Emilio siendo correspondido de la misma manera. Ha logrado tranquilizarse un poco, "Emilio puede tener razón", piensa; Eduardo puede estar triste por cualquier otra cosa, no necesariamente por su culpa.

Mientras se miran, ninguno es consiente del acercamiento que sus cuerpos tienen. Emilio se va inclinando un poco para llegar a rozar su nariz con la del castaño. Joaquín arruga un poco la nariz y la mueve delicadamente formando un beso esquimal.

Se alejan unos centímetros y ladean un poco sus cabezas. Con cada centímetro reducido, pueden sentir el como sus respiraciones se mezclan. Sus labios ansían tocar los contrarios.

—Hola, hola— inrrumpen en la habitación asustando a ambos chicos —Buenos días.

—Hola, papá Emilio— Eduardo suelta la mano de su abuelo Alberto y corre directamente hacia los brazos de Emilio.

—Buenos días— saluda Axel un poco más calmado acercándose hacia Joaquín.

—Vengo a decirles que el almuerzo se llevará a cabo en el jardín— informa Alberto con un tono de voz muy formal —por cierto, príncipe, tu hermana está esperándote abajo.

—Ahora vamos, abuelo— responde Emilio con una sonrisa.

—Bueno, vengan conmigo niños— ordena a modo de juego.

—Si señor— responden al unísono.

Alberto sale de la habitación mientras que Axel espera en la puerta a que Eduardo baje de la cama.

—Te esperamos abajo, papá Emilio— dice Eduardo mientas corre hacia Axel quien lo espera con la mano extendida.

—Dudu... — llama Joaquín, pero es ignorado por el pequeño.