◆FAMILIA AL INSTANTE◆

◆тιємρσ тσямєηтσѕσ◆

⚠Capítulo largo⚠

—El bebé— el llanto de Emilio comienza a percibirse del otro lado de la línea.

—¿Qué pasa con él?

—Está en la incubadora— solloza —acaba de nacer hace dos minutos. No me han querido decir nada de Joaquín, Mateo ayudame.

—Ya voy en camino, no te preocupes— tranquiliza el abogado —en un momento llego no te desesperes.

—Aquí te espero, iré a ver si me dicen algo de mi esposo— avisa —el abuelo de Joaquín ya viene para acá.

—De acuerdo, no te preocupes— asiente aún sabiendo que el rizado no puede verlo —yo me ocupo de todo lo demás.

En el trayecto al hospital, Mateo vuelve a analizar el juicio. Sabía que todo había sido legal, las pruebas de ADN son verdaderas. Victoria es también mamá de Eduardo, pero ¿por qué lo dejó en un principio?, ¿y por qué ahora decidía volver por ambos niños de la noche a la mañana?

Algo anda mal y él iba a saber qué.

No por nada es el mejor abogado de México.

○   ○   ○

Entra al hospital y pregunta en recepción por el castaño. La enfermera le informa el número de habitación en el que se encuentra, agradece y corre en busca de dicha habitación.

Al llegar al pasillo ve a Emilio hablando con el doctor. El rizado se ve angustiado.

—Por favor— pide Emilio con lágrimas en los ojos —dígame que los dos van a estar bien.

—El señor Bondoni tuvo un fuerte estrés, lo que causó que el bebé naciera prematuro— explica el doctor —el bebé permanecerá un mes en la incubadora para asegurarnos totalmente de que está bien y en buenas condiciones para ir a casa.

—Y mi esposo, ¿cómo está él?— pregunta el rizado limpiando sus lágrimas.

—Él joven Joaquín está bien, afortunadamente no hubo nada grave durante el nacimiento del bebé— explica leyendo los documentos que tiene en la mano —él podrá salir pronto, por ahora está en observación, hasta que pase él dolor podrá salir. Ahora pueden verlo, pero trate de que no se exalte mucho.

—Muchas gracias, doctor.

El rizado no espera absolutamente nada para entrar a ver a Joaquín, quien está recostado en la camilla mirando hacia la ventana.

—Amor— llama Emilio soltando un  suspiro de alivio por finalmente verlo —¿Cómo estás?

—¿Cómo está el bebé, amor?— es lo primero que pregunta Joaquín.

—Él está bien, cariño, está en la incubadora, pero al parecer sólo es para asegurarse de que estará bien— explica llorando al ver las lágrimas de Joaquín —. El doctor dijo que estará ahí el mes que faltaba para nacer en tiempo.

—Ay, Emi— solloza más fuerte —mis bebés.

Ambos se funden en un abrazo. No sólo están preocupados por el pequeño Francisco, también lo están por Eduardo y Axel. Se suponía que ellos deberían estar aquí para conocer a su nuevo hermanito.

—¿Puedo pasar?— la voz de Mateo se hace escuchar detrás de la puerta.

—Claro, entra— dice Emilio limpiando sus lágrimas.

—¿Cómo estás, Joaquin?— pregunta el abogado cerrando la puerta trás de si.

—Sólo quiero a mis bebés conmigo, Mateo— responde Joaquín aún con un llanto ligero —no puedo creer que nos los hayan quitado así. Esa mujer no merece que la justicia esté de su lado. Lo único que ha hecho es herir a los niños.