◆ηυєνσ ¢σмιєηzσ◆

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Todos se han levantado muy temprano, los amigos de nuestra familia protagonista han tomado un vuelo de vuelta a la Ciudad de México, pues tienen cosas importantes que hacer con sus respectivas familias.
Emilio y Joaquín también se irían, así como Alberto y el resto de los Osorio, es una decisión que Alberto, como cabeza de la familia, ha tomado.

—¿Estás cien por ciento seguro de esto, abuelo?— cuestiona John.

—Si, hijo— suelta un suspiro y se toma el tiempo de ver a cada uno de los intengrates de su familia, Emilio, Sara, Sergio, Martina, David, John, Cleo, Fabián y Mariana, quien recién se ha enterado de todo —No quiero tener ningún recuerdo con esa mujer, así que, a mi parecer, es lo mejor que se puede hacer.

—No puedo creer que mi abuela haya hecho tanto— menciona Mariana, su voz suena triste y llena de decepción —. Pero, dejando a un lado eso, creo que debemos respetar tu decisión, abuelo. Yo te apoyo y, si así lo deseas, puedes venir a vivir un tiempo conmigo y mi esposo.

—Gracias, mi niña— suspira —pero ya tengo en donde me quedaré, sólo será en el tiempo en que tiren la casa y construyan la nueva.

—Está bien, abuelo— habla Emilio —. Es bueno que quieras reconstruir este lugar, así será como un nuevo comienzo y podrás seguir adelante.

—Emilio tiene razón, suegro— habla Sara —aún hay cosas de que hablar— mira a Emilio, sabiendo ya, que su hijo no estaba casado realmente con Joaquín. El rizado traga pesado y mira a su abuelo en señal de ayuda.

—Es verdad, hija— ríe ante los gestos de su nieto —La decisión ya está tomada, así que pueden irse, no se preocupen por mi, ya más tarde les diré como lo moveremos todo. Emilio, Sara y Sergio, necesito que se queden para ver algunas cosas, tú también, David.

El ultimo mencionado lo mira con curiosidad, pues su abuelo les había dicho que hablarían cosas de la empresa después de la noticia que tenía que darles. Así que es muy raro para él que lo quiera presente.

—Ahora si, Emilio— habla Sara —hablale a Joaquín. Necesitamos que él también nos explique sus versiones de la historia.

—Está bien, pero no quiero que lo llenen de preguntas y lo pongan nervioso, desde ahora deben saber que fui yo quien le pidió que me ayudara con lo que era esta mentira— explica Emilio caminando hacia la puerta —. El simplemente me ayudó y... También quiero que quede claro que, lo que tenemos él y yo, va más a allá de lo real, nos amamos con todo el corazón y... Bueno, ya les explicaremos mejor de que se trata.

Sergio, Sara y Alberto asienten. Sara lo mira confundida, pues tiene sentimientos encontrados, entre ellos está el hecho de que está enojada con Emilio, por mentirle al decir que ya se había casado, pero también está la felicidad, pues su hijo encontró a alguien que de verdad lo ama, o al menos eso es lo que ella sabe hasta ahora.
Mira a Alberto y se da cuenta de que el mayor ya sabe sobre la situación, él siempre ha estado un paso adelante de todos, no es alguien fácil de engañar, la prueba es que Amelia tuvo que enamorarlo para tener total confianza de Alberto y que este no sospechara absolutamente nada.

—Buenos días— la voz de Joaquín interrumpe sus pensamientos.

—Buenos días, Joaco querido— habla Alberto con una sonrisa —sientate, por favor.

—Claro.

Joaquín toma asiento a lado de Emilio, quien no suelta su mano en ningún momento. El rizado, a través del agarre de sus manos, puede sentir los nervios que el castaño tiene en este momento y vaya que lo entiende. El ojimiel jamás se ha presentado a hablar con los padres de sus citas y, ahora, tiene que hablar con Alberto y ambos padres de Emilio, es todo de golpe para Joaquín, pero Emilio no va a permitir que se sienta solo, si es necesario, hablará por él.

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