◆ηυвє¢ιтα◆

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Maratón 2/3.

⏰Años atrás. Martina, dieciocho años.

Estaba enojada, nerviosa y emocionada. Hoy su padre daría una fiesta de bienvenida a los socios que trabajarían con él en esta temporada, eso la tenía emocionada y nerviosa, pues estar rodeada de muchas personas la pone tímida.
Su enojo es por su madre, ella no le había permitido ponerse ese hermoso vestido azul que su padre le había comprado en su último viaje a Rusia.

En cambio, Amelia le había ordenado que usará el vestido rosa que había sido de ella y de su abuela

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En cambio, Amelia le había ordenado que usará el vestido rosa que había sido de ella y de su abuela. Tal parece que ese vestido ha estado en la familia durante generaciones. Y no es que el vestido sea feo, pero ella odia el rosa y los vestidos muy grandes.

Rendida, se tuvo que colocar dicho vestido, pues no quería que su madre se sintiera triste por eso ni que la regañara. Se mira una última vez en el espejo, admirando su figura, se encoje de hombros y sale de su habitación.

Baja las escaleras y es recibida ya por muchas miradas de admiración, pero es Alberto quien se acerca para ayudarla a bajar las escaleras

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Baja las escaleras y es recibida ya por muchas miradas de admiración, pero es Alberto quien se acerca para ayudarla a bajar las escaleras.

—Te vez hermosa, mi niña— murmura su padre, dándole un beso en torso de su mano.

—Gracias, papá— sonríe agradecida.

—Pero, honestamente, creí que te pondrías el azul— ambos sueltan una risita divertida.

—Ya sabes...

Mamá/tu madre— murmuran al mismo tiempo, riendo de nuevo.

—No importa, te ves igual de hermosa, mi niña— menciona llegando con su esposa y su mejor socio.

—Asi que ella es tu hija— murmura su socio —es un placer conocerla señorita.

—Es un gusto— hace una pequeña reverencia y oculta una risita divertida al escuchar el asento polaco del señor, mezclado con el español y un poco de inglés.

—¿No has traído a tu familia, Arthur?— pregunta Amelia con una sonrisa.

—Oh, no, esta vez, Marie y Susan, han tenido que quedarse en casa a cuidar a la abuela— explica refiriéndose a su esposa e hija respectivamente —pero mi sobrino, Hakim, ha venido conmigo.

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