◆FAMILIA AL INSTANTE◆

◆ιтαℓια◆

4 meses 🍼🧸

📍Casa Osorio Bondoni, 4:00 am

La familia se ha levantado muy temprano, pues hoy es el día en el que partirán a Italia, a visitar al abuelo Octavio.

Eduardo y Axel están en su habitación preparando sus maletas, Emilio les había dicho que lo hicieran en lo que el despierta a Joaquín, quien se niega rotundamente a abrir los ojos.

—Bonito, tenemos que irnos— susurra dejando besitos en la mejilla del castaño —amor, hoy nos vamos a Italia.

Emilio no está preocupado, pues se habían encargado de hacer las maletas el día anterior, pero quería que el castaño desayunara algo para que el viaje no se le haga tan pesado.

—Tengo sueño, Emi— se acomoda en la cama y jala a Emilio del cuello para que se acueste con él.

—Joaco, vamos— besa el cuello del menor, específicamente sobre su cicatriz. Joaquín reía divertido y daba besitos sobre la mejilla de Emilio —Tu abuelo nos está esperando y los niños ya casi están listo. Además, quiero que desayunes algo, no quiero que te pase algo durante el vuelo.

—Te amo tanto— menciona Joaquín de la nada y atrapa los labios del rizado en un beso.

Emilio definitivamente es un chico maravilloso. Se preocupa por él y lo cuida como si fuera los más importante en su vida. Todo había empezado con una hermosa amistad y se fue convirtiendo en un... matrimonio falso, para después pasar al noviazgo.

Muy loco a decir verdad, pero es su historia y les encanta.

Y vaya que si ha sido toda una travesía, demasiado extraña a decir verdad. La podría catalogar como... Original.

—También te amo— habla Emilio al separarse del beso —ahora levantese, póngase más guapo de lo que ya es y baje a desayunar.

—¿Puedo tomar una de tus sudaderas?— pregunta acariciando las mejillas del mayor.

—Claro que si, también son tuyas— sonríe ante la felicidad del castaño —iré a ver cómo van los niños.

Deja un último beso y sale de la habitación, entrando inmediatamente a la que sigue. Encuentra a Axel ayudando a Eduardo a terminar con su maleta.

—¿Ya están listos?— pregunta sonriendo y tomando de la cama la maleta de Axel para ponerla en el suelo.

—Ya, papá Emilio— menciona Eduardo acomodando sus almohadas en la cama.

—Bien, ahora bajen para poder...

Se queda callado ante un sollozo. Los tres en la habitación fruncen el ceño y tratan de seguir el ruido. Al percatarse que es la habitación de a lado, todos salen corriendo.

Joaquín.

Entran rápido y ven al castaño en la cama sollozando; mientras intenta a toda costa limpiar sus lágrimas.

—¿Qué pasa, mi amor?— Emilio es el primero en acercarse y se arrodilla frente al menor.

—¿Estás bien, papá Joaqui?— ahora pregunta Eduardo.

—¿Te sientes mal, papá Joa?— ahora es turno de Axel de preguntar.

Joaquín se toma su tiempo de responder y los chicos a su alrededor le respetan dicho tiempo, a pesar de que la preocupación carcome sus cuerpos.

Pasan algunos segundos más y el castaño por fin logra tragar el nudo en su garganta.

—Los... los cal-calcetines... — suspira —no son el par.