◆FAMILIA AL INSTANTE◆

◆яєαℓι∂α∂єѕ◆

🧸🍼 3 meses.

📍Casa Osorio Bondoni. Habitación de Axel y Eduardo.

—Al— el pequeño Eduardo llama a su hermano, quien está terminando de hacer su tarea —¿Tú... Ya tocaste la pancita de papá, Joaquí?.

—No, aún no, ¿por qué?— cuestiona frunciendo su ceño.

—Es que... estoy feliz de que papá Emilio y papá Joaquí vayan a tener un hijo, que nos consideren hermanitos del bebé e hijos de ellos...

—¿Pero... ?

—Tengo miedo de que papá Emilio deje de jugar conmigo y me ayude con  las tareas— confiesa bajando la mirada —y tengo miedo de que papá Joaquí ya no haga desayunos lindos para nosotros.

—Eso no va a pasar, Dudu— tranquiliza Axel —si quieres puedes ir a hablar con Emilio— el más pequeño lo piensa unos segundos. No había pensado es eso —dile como te siente, ayuda mucho, creeme.

—Ahorita regreso— sale corriendo de la habitación dejando con la palabra en la boca a Axel, quien iba a decirle que el rizado estaba trabajando.

En el camino al pasillo, los ojos de Eduardo comienzan a picar.

Entra a la pequeña oficina que el rizado tiene en la casa y se asusta cuando ve que interrumpió una reunión que el rizado tenía en ese momento.

—Lo siento, papá Emilio— hace un intento de cerrar la puerta pero se detiene al escuchar a Emilio.

—Continuamos más tarde, tengo que atender algo importante— al girar a verlo, el rizado ya está cerrando la computadora —¿Que pasa, campeón?.

—Yo... No quería interrumpir, papá Emilio— junta sus manitas jugando con ellas. Se siente avergonzado.

—No pasa nada— sonríe levantando al pequeño en sus brazos y caminando hacia el sofá —Dime, ¿qué pasa?.

Eduardo abraza a Emilio, siendo correspondido al instante. Llora por un momento en el hombro de Emilio, ocultando su carita ahí y finalmente se siente listo para hablar.

—Tengo miedo, papá Emilio— confiesa sorbiendo por su nariz jugando con un rizo de Emilio.

—¿Miedo a qué?.

—A que tú y papá Joaquí dejen de quererme a mi a Al también— abraza más fuerte al rizado —me siento feliz por el nuevo bebé, pero...

—Pero nosotros no vamos a dejar de quererlos— habla Emilio acariciando la espalda del menor —tú y Al son muy importantes para nosotros, al igual que el nuevo bebé. Todos va a recibir el mismo amor por igual, nadie va a tener más amor que otro, ¿de acuerdo?. Sigues siendo mi hijo, Dudu.

—Te quiero mucho, papá Emilio— susurra el pequeño aún en el hombro de Emilio.

Al tenía razón, ellos los amaran siempre y Emilio se lo demostró en el instante en el que dejó el trabajo a un lado por ver que es lo que le pasaba con él.

—Yo te amo, campeón.

Ambos sueltan una risita y Eduardo se aferra más a Emilio.

—Nunca te alejes de mi, papá Emilio— pide el pequeño.

—Siempre estaré para ti, mi niño— habla Emilio dejando un besito en el cabello de Eduardo —así yo este lejos, siempre estaré con y para tí, lo prometo.

Eduardo ya no dice nada, sólo se mantiene abrazado a Emilio, no lo quiere soltar.
Emilio sonríe y vuelve a sentarse frente a su escritorio. Enciende la computadora otra vez y se dispone a terminar su reunión con su hijo en brazos.