◆◇υηα ¢ιтα ¢ση єℓ ∂єѕтιησ◇◆

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Maratón 3/3

Parte 1/2.

A la mañana siguiente.

Su respiración se agita un poco, despertó hace algunos segundos, pero no se siente listo para abrir los ojos, tal vez sus padres ya no estén o tal vez si, necesita averiguarlo aún sí le falta un poco de valor.

-Bien- susurra muy bajo -uno... dos... tres.

En el instante en el que termina de contar abre los ojos, lo primero que ve es la pared donde Emilio tiene una pequeña repisa con varios libros, suspira y finalmente decide voltear hacia su derecha. Una sonrisa aparece en su rostro acompañada de un par de pequeñas lágrimas que reflejan alegría pura.

-Aquí están- susurra levantándose de la cama con mucho cuidado de no despertarlos.

Se dirige a la puerta de la habitación y se detiene un momento para poder contemplar a sus padres aún dormidos, celebra en su lugar con una enorme sonrisa para después salir para ver a Emilio y compartir con él su felicidad de ver a sus padres a su lado.
Baja las escaleras sin borrar su sonrisa, al llegar al sofá ve al rizado completamente dormido, lo cual provoca que sólo un pensamiento se cruce por su mente.

Una sonrisa malvada aparece en sus labios. Retrocede unos cuantos pasos para tomar impulso y poder lanzarse sobre el rizado, quien no tarda en soltar un quejido mezclado con el resto del aire en sus pulmones.

Ya era hora de cobrar su venganza.

-Buenos días, Kintsugi- sonríe inocente para después reírse de su esposo.

-Supongo que me lo merezco- ríe recuperando el aire, recordando la vez que él despertó de esa manera a Joaquín.

-Claro que lo mereces- ríe bajito dejando besitos en la mejilla del rizado.

Emilio ríe y abraza a Joaquín, quien no duda en acurrucarse en sus brazos y dejar que su esposo bese cada centímetro de su rostro.

-Buenos días, ramé- murmura sobre los labios del contrario -¿como amaneciste?

-Mejor que bien- responde el menor con alegría recordando la bella imagen de sus padres junto a él -. Cuando desperté, pensé por un segundo que mis padres no estarían ahí, me mentalicé para abrir los ojos y cuando miré a mi derecha, ahí están, ambos dormidos, mamá acostada sobre el pecho de papá y él abrazándola de vuelta. Emi, fue muy lindo, no fue un sueño que mis padres estuvieran vivos, es real.

-Me alegra verte feliz- menciona el rizado -la verdad jamás pensé que estas cosas nos podrían suceder, pero me alegra mucho que tus padres estén bien, es admirable que hayan sobrevivido tantos años ocultos y esperando a finalmente poder verte.

-Tengo a mi familia, Emi- susurra Joaquín abrazando al mayor -. Desde que los "perdí" pensé que iba a estar sólo por el resto de mi vida, hasta que llegaste tú. Te volviste mi mejor amigo y me defendías de todos, de hecho, hace meses encontré la foto que te tomé cuando me defendiste del tipo que me llamó fenómeno.

-¿Cuál foto?- cuestiona Emilio confundido.

-Esta- habla buscando en su celular y se lo muestra al rizado -recuerdo que te enojaste mucho ese día.

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