◇αяяυℓℓσ ∂є єѕтяєℓℓαѕ◇

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Maratón 1/3.

Parte 1.

Emilio contempla la escena frente a él. Joaquín se ve más aliviado y jura que sus hombros se ven menos rígidos que antes; su cara se nota más feliz a pesar de las lágrimas. Si sonrisa se ve más grande y no hay duda en que su corazón ha logrado llenar por fin ese hueco que había estado ahi por años.

El hecho de volver a encontrar a su madre, sentir sus brazos, sus caricias; percibir su aroma a flor de azar, que sigue siendo el mismo que recuerda de cuando era niño y su madre lo pegaba a su pecho para sumergirse en un cálido y protector abrazo.
Puede escuchar los latidos del corazón de su mamá, son suaves y lentos, puede decir que parecen una canción de cuna, arrullando a su pequeña estrella, su deseo de tener un hijo hecho realidad. Dicho deseo sólo había sido escuchado por la Luna y las estrellas.

—Pero, ¿cómo es qué la encontraron?— cuestiona Octavio dejando un beso en frente de Elizabeth y mirando a Rodrigo en busca de una explicación.

—Como dije— comienza — fue Martina quien encontró los documentos entre las cosas de Amelia, al parecer ella fue quien la dejó en aquel hospital.

—¿Usted no recuerda nada, Eli?— cuestiona Emilio.

—No mucho— murmura separándose un poco de Joaquín para poder sentarse en el sofá a lado de su esposo y su hijo, quien permanece aún aferrado a ella —. Lo que recuerdo empieza desde la noche en la que el incendió sucedió. Estaba en la cocina preparando un poco de palomitas para ver una película con Francisco. Joaquín estaba dormidito en su habitación, no hacía mucho tiempo que había ido a darle un besito de buenas noches— explica abrazando más fuerte a su hijo y besando su cabello. Las lágrimas no tardan en hacer acto de presencia —. No estoy muy segura de si Francisco ya estaba en la casa o lo estaba esperando, pero recuerdo que escuché un ruido en el jardín. Al principio creí que se trataba de algún gato callejero o algo parecido, pero cuando caminé hacia ahí, no había nada y la puerta estaba entre abierta— frunce el ceño recordando aquella noche —. Después de eso todo pasó muy rápido y está algo borroso. Sentí como alguien me tomaba por la espalda y me giró violentamente, no tuve tiempo de reaccionar y ver de quien se trataba, cuando sentí un golpe en la cara. Al poco tiempo apareció Francisco y aquel hombre comenzó a golpearlo repitiendo varias veces que yo era suya y que Francisco no merecía ser feliz. De un segundo a otro yo estaba perdiendo la consciencia y comencé a sentir demasiado calor, fue cuando vi fuego por todas partes— las lágrimas se hacen más frecuentes y su voz se corta cada vez más —. Recuerdo posar mi visita en las escaleras, quería ir por mi bebé, pero cuando menos lo esperé, él estaba debajo de un mueble, le dije que se quedara ahí, pues el hombre seguía dentro de la casa. No supe cuando se fue, sólo tengo presente el abrir los ojos y todo estaba apagado, un bombero me tomo y subió a una camilla, me subió a una ambulancia y de la nada desperté en una especia de departamento con una mujer haciendo llamadas y preparando papeles, luego de eso... Desperté en ese hospital... Un hospital especializado en quemaduras.

—¿No tenías alguna manera de salir de ahí? — pregunta Francisco.

—No— responde Elizabeth —. Parece que Amelia les dijo que ella me encontró tirada en la carretera y que no sabías nada sobre mi— sorbe por su nariz —. En el hospital me cuidaron mucho, atendieron mis heridas y me ayudaron a buscar a algún familiar, pero no encontraron a nadie. Si no lo encuentran a familiares de sus pacientes, los empleados y jefes del hospital, los dejan vivir ahí, no importa cuanto tiempo sea; es por eso que a mí no me permitieron salir. No me quedó de otra más que esperar a que alguno de ustedes apareciera... Y lo hicieron.

—¿Como es qué... — Martina aclara su garganta — conoces el nombre de Amelia?

—Ella me lo dijo— responde Elizabeth —. Antes de irse me dijo "Por cierto, me llamó Amelia, recuerda bien mi nombre. Es necesario que recuerdes el nombre de quien terminará con toda tu estúpida familia" y se fue. Tiempo después la vi en televisión, cuando su esposo, Alberto Osorio, daba una conferencia de prensa sobre algún tema de su empresa, no recuerdo muy bien.

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