CAPITULO 36

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CAPÍTULO 36

La impotencia era enorme, pero sus palabras dolieron como cuchillas sin piedad, más de lo que dolieron en su momento y más de lo que podía imaginar. ¿Por qué todos pretendían saber sobre lo que había sucedido en América si no estuvieron ahí? Simplemente parecía que les encantaba realizar sus especulaciones creyendo que eran verídicas.

Me senté al pie de la cama soportando el llanto que amenazaba desde mi pecho, amenazaba con quebrarme una vez más, pero debía mantenerme. Solo liberé un suspiro controlado, mientras pensaba que quizás tenía razón, no debí haber regresado.

—Maldición... —solté con pesadez.

Por la tarde, después de una ducha me puse ropa deportiva, un buzo con capucha para que nadie me viera y fui a un lugar que no pude visitar por miedo, pero debí hacerlo hecho desde mi regreso.

—Mamá... —me arrodillé en su tumba. —Ha pasado tiempo, sé que dije que volvería, pero no lo hice, y pasaron más de dos años. Lo siento. Me haces tanta falta. —comencé a llorar recordando nuestro momento juntas. —No creo poder hacerlo sola, no tienes idea por todo lo que pasé. No tienes idea... —susurré

Y solo pude llorar en silencio hasta que la noche cayó y debía irme.

—Volveré en otro momento —acaricié la lapida.

Salí a paso lento, similar al primer día que estuve allí, sintiendo el pesar de su ausencia, pero de pronto lo apresuré al sentir a alguien seguirme.

—Cariño. —aquello me dejó totalmente inmóvil —Ha pasado tiempo —fue cuando giré de inmediato para encontrarme con el dueño de aquella voz.

Allí estaba él detrás de mí, a solo unos pasos, tan cerca cuando no debía ser así. Instintivamente me alejé como pude mientras mi piernas amenazaban con debilitarse.

—¿Que haces aquí? —pregunté como pude

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—¿Que haces aquí? —pregunté como pude.

—Esa no es forma de hablar cariño, ¿Dónde están tu padre y tú hermanito? Te dejaron sola, de nuevo. —sonrió con malicia.

Intenté correr, pero fue más rápido y me tomó con fuerza de la muñeca.

—Sueltame —intenté golpearlo, pero me tomó ambos brazos ejerciendo fuerza y se acercó.

—Te extrañé. —inhaló cerca de mi cuello

—Sueltame, por favor —supliqué asustada.

—¿Llorarás? No, cariño. No te haría daño. No tienes nada que tener. —intentó acariciar mi rostro, pero me alejé como pude.

—Harry ya basta.

No supe como, pero se alejó bruscamente, y alguien más tomó mi brazo para alejarme.

—¿Que crees que haces? —preguntó Harry totalmente molesto.

—Eso mismo pregunto, creí escuchar que la soltaras. —respondió con tranquilidad y seriedad.

CICATRICES [FINALIZADA ✓]   |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora