CICATRICES [FINALIZADA ✓] |+18|

CAPÍTULO 24

CAPITULO 24

Una semana más y nada era diferente, Olivia me molestaba cada vez que podía, Daniel se estaba llevando bien con el grupo y en especial con Thomas, y no era totalmente de mi agrado. Por otro lado, con Thomas no habíamos cruzado ni una sola palabra y eso de alguna manera me molestaba cuando en realidad debía ser todo lo contrario, claro que no esperaba nada en particular, pero no podía ser tan indiferente.

En la hora del almuerzo compré algo simple y salí a comer afuera, ya no quería retener más a Daniel conmigo.

Me senté intentando comer, pero simplemente no tenía apetito ni para una sola galleta. Estuve allí por unos minutos hasta que a la distancia pude ver a Jordan yendo a donde estaban las gradas del campo de fútbol con otra chica. Jenifer creía que era su nombre.
Nadie me dijo que fuera, pero quería confirmar mis sospechas, caminé sigilosa y disimuladamente para observar. Estaba en lo correcto, ambos se estaban besuqueando como si estuvieran en cualquier lugar y solo pude sentir repugnancia.

Regresé un poco pensativa hasta toparme con Yessica.

—Sam... —me miró con una leve sonrisa. —¿De casualidad viste a Jordan?

—¿Continúas con él?

—Claro —sonrió con amplitud. —Nos queremos, quien diría...

—No lo vi. —interrumpí cortante para seguir con mi camino.

Por un momento sentí  pena por la que alguna vez fue mi mejor amiga, pero suponía que eran sus propias consecuencias.

Me senté en una banca y tomé el móvil, había una llamada perdida de un número desconocido. Me pareció extraño y me froté el cuello con paciencia.

—¿Estás bien? —preguntó una voz masculina y lo miré.

—Si —no sabía quien era y tampoco me interesaba saber.

—Te ves un poco pálida, ¿Necesitas ayuda?  —continuó.

—No —me levanté para que no se acercara.

—De acuerdo —sonrió levemente y continuó.

Lo quedé mirando, era alto, con el cabello oscuro  y parecía sonreír a todos los que pasaran.

Respiré profundo y volví a sentarme al verlo lejos.

—¿Ya almorzaste? —reconocí la voz de mi hermano.

—No tengo hambre —respondí sin mirarlo.

—Deberías irte, informaron que faltó el profesor de las últimas horas.

—Genial. —continué sin ganas

—Me quedaré para unirme al equipo de fútbol.

—Que considerado eres, en serio...  —aclaró la garganta interrumpiendo y lo miré, fue cuando vi que no estaba solo —Con permiso —lo halé un poco alejado del grupo.