CAPÍTULO 130

563 52 39
                                    

CAPÍTULO 130

Aunque confiaba plenamente en el cuidado de nuestros padres, pensaba continuamente en las niñas hasta que desvié la atención hacia mi esposo.

—Muy bien Romeo, ¿Cual es nuestro destino? —pregunté mientras conducía.

—Quiero recordar viejos tiempos. —sonrió de un modo curioso.

Conocía el trayecto que hizo y luego un corto vuelo.

—Tenía tantas ganas de regresar aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—Tenía tantas ganas de regresar aquí. —miré la maravillosa casa. —aunque no es tan solitario como aquella vez. —observé el parque en completo funcionamiento.

—Vamos, nadie nos molestará. —tomó mi mano y entramos. —¿Recuerdas que nuestro reencuentro fue aquí?

—Como olvidarlo, creí que Alicia era tu novia. —negué recordando.

—¿Y si lo hubiese sido?

—Claramente hoy no estaría aquí y no me hubieses visto jamás. —lo señalé y rió.

—Samantha...

Las primeras horas estuve pensativa y preocupada por las niñas y no era porque no confiara con quien hayan quedado, solo que era la primera vez que nos distanciábamos de ese modo.
Pero como dije solo fueron las primeras horas hasta que Thomas comenzó a “relajarme” y si que sabía como hacerlo, sin mencionar que era la primera vez en mucho tiempo que teníamos un momento solo para nosotros.

Preparaba la cena cuando lo escuché llegar a la cocina con una leve queja.

—¿Que te sucede? —lo miré preocupada.

—Rasguñaste mucho mi espalda. —suspiró colocándose una playera y no pude evitar  reír.

—Es tu culpa. —me acerqué levantando la prenda para observar. —No es para tanto deja de llorar, los años no vienen solos Thomas.

—¿Que dices? Estamos en plena juventud. —frunció el ceño.

—Wooo el poderoso Thomas Rogers teme envejecer. —volví a lo mío.

—Lo dice quien ya utiliza cremas para la edad...

—¿De qué hablas? —volví a mirarlo para señalarlo con la cuchara. —Solo son hidratantes y relaja mi piel, tengo mucho estrés entre el trabajo y la casa. —me ofendí.

—No deberías preocuparte, te amaré aún cuando seas una anciana. —me abrazó y reí.

—Idiota...

Disfrutamos de la mejor manera aquel fin de semana y regresamos totalmente renovados.

Las niñas estaban en casa de mi padre así que pasamos por ellas, pero casi nos infartamos por lo que encontramos.

CICATRICES [FINALIZADA ✓]   |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora