Capítulo 3 - Ángel

298 26 105
                                    


— ¿Y escogiste un nombre para el bebé?— preguntó el doctor Lasser.

— Sí. Se llamará ángel.— respondió Mariel acariciando su enorme estómago.

— Es un nombre muy bonito.

— ¿Verdad que sí? Me soñé con un ángel que me decía que todo estaría bien. Que mi bebé estará bien y será alguien muy especial. 

Mariel sonrió tímidamente y miró al doctor seriamente.

— Doctor Lasser, me gustaría pedirle un favor.

— El que quieras. — respondió el doctor quien ya presentía cuál sería ese favor.

— Pase lo que pase, si tiene que elegir entre mi bebé y yo; por favor sálvelo a él. Mi hijo tiene que salvarse. Él hará grandes cosas en su vida. Por favor, júreme que salvará a mi hijo pase lo que pase. ¡Júremelo!

— Te lo juro. Salvaré a tu bebé aunque se me vaya la vida en ello. —respondió el doctor con un gran dolor en su pecho.

Un golpe en la puerta lo hizo volver al presente.

— Doctor. La señora Sáenz-Dermond quiere hablar con usted. — dijo una de las enfermeras.

— Hazla pasar. — dijo el doctor con un gran suspiro de molestia.

Amanda tocó la puerta y entró.

Al menos usó sus modales esta vez pensó sarcásticamente.

— Adelante señora Sáenz-Dermond. ¿En qué puedo ayudarla?

— Quiero ver al bastardo.

La sangre del doctor hirvió como lava a punto de erupción.

— Por supuesto. Pase por aquí, por favor.

Si no fuera porque a lo largo de los años aprendió a manejar su carácter y emociones, hace rato que la hubiera mandado a la mierda. Pero el doctor ante todo era un caballero incluso con una bruja como esta.

Llegaron al cunero donde una enfermera le daba de comer al bebé. 

Al percatarse de la presencia del doctor y la mujer, la enfermera inmediatamente se acercó con el niño en brazos.

— ¿Le gustaría cargarlo?— preguntó la joven enfermera sonriendo.

Amanda miró al niño con desdén y desprecio, lo que sorprendió a la enfermera.

— Bastardo y para colmo negro.— dijo en voz muy baja. Pero el doctor la escuchó.

— El bebé se llama Ángel. La señorita Mariel escogió ese nombre justo después de haber soñado con un ángel.— dijo el doctor tomando el bebé entre sus brazos e ignorando lo que la mujer había dicho.

— Siempre fue una soñadora.— dijo Amanda poniendo los ojos en blanco. 

La enfermera y el doctor se miraron con angustia.

— Me lo llevaré a mi casa. Después de todo es mi nieto.

El doctor se sorprendió y a la misma vez se sobresaltó. ¿En serio esta mujer se llevará el niño? ¿Qué clase de vida le esperaba a ese angelito con una mujer como esa?

— ¿Está segura que quiere hacerse cargo del niño?— preguntó el doctor con dudas. 

— Es mi nieto y con nadie estará mejor que conmigo. — respondió tajante.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora