Capítulo 35 - Celos

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Una semana después de la tormenta más fuerte de la historia, la nieve por fin se derritió dejando atrás un frío del carajo e inundaciones en ciertas zonas. La electricidad había sido restablecida en los lugares donde la tormenta afectó más fuerte. Ángel había sido dichoso de no perder la electricidad y el agua caliente.

Con las cosas volviendo a la normalidad, Ángel fue de compras ya que no había mucho de comer. Necesitaba abastecer la nevera y la despensa. 

— Iré contigo. — declaró Micah cuando vio que Ángel se estaba preparando.

— Amor, ¿cómo vas a salir así? Pensaran que eres un indigente. — dijo sonriendo.

— Con más razón debo ir así compro ropa y zapatos. 

Micah tenía un punto a su favor. Necesitaba artículos de tocador también. Su barba había crecido bastante. Aunque a Ángel le parecía muy sexi. Le encantaba que lo raspara con ella mientras hacían el amor.

— Está bien. Tu ganas. — dijo derrotado.

— ¡Muah! Gracias mi negro de chocolate.

Ángel no pudo evitar sonreír. Le gustaba tanto que lo llamara así.

— Vamos

20 minutos más tarde, llegaron a un pequeño centro comercial al lado del mercado. Fueron directamente a la tienda de hombres.

— Lo lamento, aquí sólo encontrarás ropa de baja calidad. — dijo avergonzado.

— ¿De verdad me ves como a alguien superficial? — preguntó arqueando una ceja.

— Bueno, la ropa que traías era bastante cara. No creo que puedas encontrar algo así aquí.

— ¿Y quien te dijo que quiero algo así? ¿Hmm?

— Yo...

— Uy, cabecita loca. Yo solo quiero estar cómodo. Camisetas de franela, pantalones deportivos y sudaderas. Con eso me basta. — le dijo apretando su nariz con dulzura.

Ángel se sobó mientras caminaban hacia la tienda. Entraron a una tienda deportiva donde Micah compró todo un guardarropas. 

Todos los empleados babean por Micah. Todos se les quedaban mirando y ni siquiera disimulaban. Ángel estaba molesto pero al mismo tiempo entendía que Micah era un hombre hermoso. Cualquiera se quedaba mirando a semejante semental.

— ¿Tú sabes que soy tuyo verdad?

Ángel parpadeó volviendo en sí.

— ¿Qué? — preguntó algo aturdido.

— Estás celoso y tus feromonas están afectando a los demás. — le musitó Micah.

Ángel se sonrojó y enterró su rostro en el pecho de Micah.

— ¡Dios, qué vergüenza!

Micah se rió y lo abrazó.

— No tienes que preocuparte por nada, yo solo tengo ojos para ti. — le aseguró Micah acariciando su mejilla.

Ángel le dio una dulce sonrisa y se relajó. Micah continuó eligiendo y probándose atuendos mientras Ángel se sentó a esperarlo.

— ¿Qué te parece este juego?

Micah se había probado un conjunto de sudadera con capucha y pantalones deportivos que le quedaban como si se los hubieran hecho a su medida. Sus muslos entallados se marcaban a la perfección y a Ángel se le hizo agua la boca. ¿Quién iba a pensar que un conjunto de sudadera se vería tan sexi?

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora