Capítulo 57 - Hogar dulce hogar

80 16 21
                                    

— Oh cómo extrañé este lugar.

— Apenas estuviste fuera una noche.

— Sí, y es la primera vez que duermo fuera de casa.

— ¿En serio? — preguntó Micah sorprendido.

— Recuerda que toda la vida estuve aislado de todos. No iba a dormir donde un amigo si no tenía ninguno.

Micah se acercó y lo abrazó. Se había olvidado que Ángel no tuvo una infancia normal.

— Perdóname, amor. Se me había olvidado que creciste sin amigos.

— Eso ya no importa. Quedamos que mi vida empezó cuando te conocí.

— Tienes razón.

— Tenemos que darnos prisa y ordenar la casa para cuando llegue tu mamá. También tenemos que preparar algo de comer. — Ángel se dirigía a la cocina. 

— Eh, eh, eh. ¿Para dónde crees que vas? Usted no va a mover ni un dedo. Mark y Terrence se encargaron de arreglar la habitación que era de tu abuela y Mark preparó comida para todos. Así que lo único que tienes que hacer es sentarte aquí a mi lado y dejarme que te consienta.

— Eso me parece fantástico. — dijo dándole un beso.

— ¿Estás nervioso?

— ¿Y quién no cuando se trata de conocer a la suegra?

— Mamá es una mujer muy amorosa y encantadora. Ya verás que se llevarán de maravilla.

— ¿A qué horas llega el vuelo?

— Terrence me envió un texto diciendome que estaran aqui en media hora.

— ¡¿Tan pronto?!

— Tranquilo amor. ¿Por qué no te das un baño para que te relajes? Yo mientras iré calentando la comida, ¿si?

— Está bien. Ya vuelvo.

Treinta minutos más tarde Terrence y Diane llegaron a la cabaña. Ángel estaba un manojo de nervios. Micah tuvo que liberar sus feromonas para poder tranquilizarlo. Tocaron a la puerta y Micah fue quien fue a abrirla.

— Madre.

— ¡Micah! — exclamó emocionada dándole un fuerte abrazo.

— No sabes lo feliz que estoy de verte, mi amor. Te extrañé tanto. Déjame verte bien.

Lo revisó de pies a cabeza y volvió a abrazarlo. Micah dejó que su madre lo inspeccionara. Sabía que esta era su forma de asegurarse que el estuviera bien.

— ¿Confirmaste que estoy bien? — le preguntó en tono burlón.

— Sí, mocoso.

— Entonces déjame presentarte al amor de mi vida. Madre, él es Ángel, mi amor.

Diane se acercó y lo estrechó entre sus brazos con gran alegría llenándolo de besos.

— No sabes el placer que me da conocerte Ángel. Eres mucho más hermoso de lo que me dijeron Micah y Terrence.

— Gracias, señora Williams.

— Nada de señora Williams. — le reclamó acariciando sus mejillas.

— De ahora en adelante eres otro hijo para mí. Déspues de todo, eres la causa por la cual mi unico hijo sonríe como tonto.

Ángel se sonrojó y Micah se rió con el comentario de su madre.

— Puedes llamarme Diane o suegra o madre. Lo que te sea más fácil.

— Gracias madre. Siempre he querido usar esa palabra. — dijo el muchacho con los ojos aguados y abrazándola.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora