Capítulo 39 - Rastreo

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El hombre de confianza de Horacio había llegado a Nueva York para seguir las pistas de Micah. El hecho de que Micah apagara el celular hacía el trabajo difícil pero no imposible para un hombre como Terrence.

Terrence llevaba más de 10 años trabajando para los Williams. Francis le había ofrecido alojamiento y comida a cambio de que trabajara para él. Terrence quedó huérfano a los 14 años luego de perder a sus padres en un accidente de tránsito. La única familia que tenía era un tío lejano el cual solo vio dos veces en su vida. Se rehusó a la idea de ir a un hogar temporal. Para él, el remedio era peor que la enfermedad así que prefirió vivir en la calle antes de irse a uno de esos hogares donde sería maltratado y abusado.

Una noche Terrence estaba siendo atacado por un grupo de adolescentes más grandes que él. En ese momento el carro de Francis pasaba por la zona y le pidió a Horacio que interviniera. El grupo se esparció dejando a Terrence inconsciente. Horacio lo cargó metiéndolo en el coche y llevándolo a un hospital.

Luego de que lo atendieran y recuperara el conocimiento, Francis le preguntó sobre su vida y porque lo estaban atacando. Terrence le contó todo y Francis se ofreció a ayudarlo a cambio de su lealtad y dedicación hacia su negocio. Terrence estaba un poco aprensivo acerca de esta oferta, ya que sonaba demasiado buena para ser verdad. Pero la alternativa sería seguir en la calle y recibir una paliza diario.

— Está bien, señor.

— Muy bien Terrence, bienvenido a tu nueva vida.

Horacio se había encargado de entrenarlo. Le enseñó a pelear con sus manos, con cuchillos y a manejar todo tipo de armas. Terrence tenía una afinación por el rastreo así que se concentró en esa área, convirtiéndose en el mejor. Los Williams son una familia muy importante y con muchos enemigos. No se llega a la cima sin pisar unas cuantas cabezas, y los Williams definitivamente habían pisado muchas. Terrence estaba más que agradecido con los Williams por haberle salvado la vida. Sin ellos lo más probable sería que estuviera en la cárcel, o peor, muerto.

El primer paso era visitar las tiendas y la cafetería donde Micah usó su tarjeta de crédito. Esperaba que no se rehusaran a darle información. Aunque él tenía un as bajo la manga: su increíble belleza. Terrence era un alfa afroamericano dominante de 1.90 metros. Tenía un cuerpo bien trabajado e imponente.

A pesar de su gran tamaño, Terrance inspiraba confianza en vez de miedo y su personalidad era muy amable y respetuosa. Claro, si se trataba de una situación peligrosa, se tornaba una fiera.

Entró a la tienda deportiva donde todos se quedaron observándolo. Tanto betas como omegas no pudieron disimular el efecto que Terrence causó en ellos. Se dirigió hacia una de las chicas que estaban en la caja registradora y la saludó con una sonrisa deslumbrante.

— Buenos días, hermosa. Mi nombre es Terrence, espero que puedas ayudarme.

— Buenos días, señor. — dijo la chica sonrojada.

— Verás, el hijo de mi jefe tuvo un accidente y está desaparecido. Llevamos semanas buscándolo pero no hemos podido dar con él debido a la tormenta que azotó la zona. Su avión se estrelló y no sabemos nada de él.

— ¡Dios mío!

— Como te podrás imaginar, mi jefe y su esposa están desesperados por no saber nada de su único hijo. La única noticia que hemos tenido fue que su tarjeta fue usada en esta tienda hace unos días. ¿Sería posible ver la CCTV de la tienda? Queremos verificar que sea el hijo de mi jefe y no que fue secuestrado o que alguien robó sus pertenencias.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora