Capítulo 10 - Último adiós

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Luego de llamar al 911, una ambulancia y el médico forense arribaron a la cabaña y confirmaron lo que Ángel sabía. Su abuela en sí había muerto.

Cuando la ambulancia llegó, encontraron al muchacho catatónico sentado al lado del cuerpo de su abuela. Tomó varios intentos para hacerlo reaccionar. Ángel estaba completamente ido. Se sentía como si no fuera parte de este mundo y se estaba viendo a él mismo a través de un velo en otra dimensión.

— Señor Saénz-Dermond, ¿me escucha?

Después de un par de minutos, Ángel por fin levantó la mirada y le respondió al paramédico.

— Perdón. ¿Qué me decía?

— Que ya pusimos el cuerpo de su abuela en la ambulancia y si quería venir con nosotros. — respondió el paramédico.

— Sí. Me gustaría acompañarla.

El paramédico asintió y le pidió que lo siguiera.

— ¿Por qué eres tan inútil y estúpido? No sabes hacer nada bien. Yo a tu edad ya sabía leer y escribir. Era la número uno en mi clase, pero tú ¡apenas y sabes el abecedario!

— Es que es muy difícil, mamaguela. — había dicho el niño en un mar de lágrimas.

— ¡¿Difícil?! ¿Sabes qué es difícil? Perder a tu única hija por parir un negro bastardo como tú. ¡Eso sí es difícil! Nunca debiste haber nacido. Si no fuera por ti, mi hija estuviera viva.

Amanda le había restregado en la cara la muerte de su madre. Lo había culpado de arrebatarle a su hija.

<<Yo no pedí nacer.>>

Las lágrimas volvieron a brotar de sus hermosos ojos verdes al recordar aquel momento. Solo tenía siete años en aquel momento y ya se había convertido en el asesino de su madre y su pollito favorito.

¿Cúal era el punto de vivir si no tenía nada? ¿De qué valía estar en este mundo si solo viviría para sufrir y estar solo? 

— Eres un ser muy especial y maravilloso, Ángel.

¿Qué hay de especial en estar maldito? Toda mi vida estaré solo. 

— Alguien llegará a tu vida y le dará un vuelco inesperado. Será algo tumultuoso pero valdrá la pena. Solo confía en tu corazón, él nunca se equivoca.

<<¿Alguien llegará a mi vida?>>

Una risa socarrona escapó de su garganta. 

<<Creo que la cena me dio indigestión. Es la única explicación para ese sueño tan raro.>>

Pero se sintió demasiado real para ser un sueño. Él sintió el abrazo de su madre. Sintió sus cálidas manos entre las suyas y el beso en su frente.

No. No fue un sueño. Fue más una visión, un aviso de que las cosas se pondrían difíciles.

Miró el cuerpo de su abuela y pudo corroborar lo que su madre le había advertido. Si nunca estaría solo, ¿entonces porque se sentía tan vacío?

Recostó su cabeza sobre la ambulancia y cerró los ojos.

**************************

Tres horas después de llegar a la morgue, el médico le dijo que los preliminares indicaban que su abuela falleció de un ataque al corazón fulminante. Pero los resultados detallados no estarían listos hasta dentro de seis semanas.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora