Capítulo 26 - Comprometido 🔞

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Ángel y Micah yacían abrazados en silencio. Después de horas haciendo el amor de una y mil maneras, ambos estaban exhaustos. Ángel trazaba dibujos invisibles en su espalda mientras Micah le enroscaba el cabello.

Sus respiraciones habían vuelto a la normalidad después de la extensa sesión de cardio.

— Te encanta mi cabello, ¿no? — preguntó sonriendo.

— Me fascina. Me encanta enredar mis dedos en él y jugar.

— Mi abuela lo odiaba al igual que el color de mi piel. Según ella yo no era más que un negro bastardo que le arruinó la vida a ella y a su hija. — dijo el muchacho con los ojos aguados.

Micah tensó la mandíbula y apretó sus dientes con rabia. Él solo pensar que la persona que debía quererlo y cuidarlo lo hizo sentir menos, lo llenaba de ira. Las feromonas se dispararon y su respiración se agitó.

— No sabes el coraje que me da pensar por todo lo que tuviste que pasar. — dijo secando sus lágrimas.

— Simplemente me acostumbré y dejó de dolerme.

— Mírame. — le pidió tomando su mentón.

— Eres el ser más excepcional y fuerte que he conocido en mi vida. Sí lo eres. — afirmó cuando el muchacho negó.

— Se necesita ser muy fuerte para aguantar el desplante y desamor de la persona que debió amarte. No permitas que sus palabras se conviertan en un mantra. Tú eres especial, Ángel. Ella solo te proyectó SUS inseguridades y miedos que no tienen nada que ver contigo. — le dijo acariciando su mejilla.

— Quiero que de hoy en adelante empieces a olvidar todo lo que ella te dijo que no te haga sentir bien. Solo guarda lo bueno. No te acostumbres a nada que no sea excepcional y que te haga sentir valioso, porque tú vales mucho Ángel. 

El muchacho lo abrazó con todas sus fuerzas desbordando en llanto. Nadie le había dicho esas palabras y nadie lo habría hecho sentir tan amado y valorado.

— Gracias. — susurró entre lágrimas.

— Gracias a ti hermoso por ser la luz que ilumina mi vida.

Se quedaron en silencio un momento disfrutando del calor que emanaba de ambos.

— ¿En que piensas? — indagó Micah.

—No quiero perderte. Eres lo único bueno que me ha pasado en la vida. No es justo que ahora que tengo motivos para sonreír la vida me lo quite.

— Yo tampoco quiero perderte. Me rehúso a dejarte solo después de buscarte por tanto tiemp

— ¿Me buscabas? — preguntó algo sorprendido.

— Sí. Te he estado buscando toda mi vida.

— Cuéntame.

— ¿Recuerdas cuando te dije que supe quien eras por tus feromonas?

— Sí.

— Bueno, cuando tenía 15 años te soñé. 

— ¿En serio?

— Sí. Te me apareciste en sueños, pero no vi tu rostro. Solo pude ver tu cuerpo y oler tus feromonas. 

— Pero solo tenía 10 años cuando tú tenías 15.

— Lo sé, pero en el sueño te veías como te ves ahora. Fue como una visión de lo que serías en el futuro. Todo era igual que como eres ahora con la diferencia de que no podía distinguir tu rostro. Aún así, me enamoré de ti en ese momento.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora