Ángel devoró las tostadas francesas. Llevaba tres días con ese antojo y por fin pudo comerlo. Gracias a Dios que Terrence tuvo la noción de comprar dos órdenes en vez de una porque una sola no hubiese sido suficiente. Luego de llevarles la comida, sus padres y sus amigos decidieron retirarse. Después de todo, Ángel y Micah estaban fuera de peligro y no había necesidad de que ellos se quedaran.
— ¿Satisfecho?
— ¡Estoy jarto como una chincha! — exclamó dándole una gran sonrisa.
— Eres la chincha más hermosa que he visto en mi vida y las más sexi también. ¡Muah! — Ángel dio una risilla que fue música para los oídos de Micah.
— El doctor me dijo que mi recuperación era lenta porque no te tenía a mi lado. Aparentemente cuando te marqué también te imprimí.
— ¿Me imprimiste? Ni que fuera papel de una máquina de escribir.
— ¡Ja ja ja! Que cosas se te ocurren, diablillo. Una impronta es un vínculo profundo entre un alfa y un omega que es tan fuerte que sí son separados pueden literalmente morir de amor. El no tenerte conmigo y no saber dónde estabas, me estaba matando literalmente. Mi corazón estaba roto y mi estado emocional era un desastre.
— ¿Entonces por eso me sentía así? ¿Deprimido sin ganas de luchar?
— Sí. Nuestra unión es tan fuerte que solo la muerte puede separarnos.
— No sabía que eso era posible pero me da gusto saber que no podrías vivir sin mi. — admitió con una sonrisa pícara. — Yo tampoco podría vivir sin ti. Eres mi todo.
— Te amo tanto, Ángel.
— No mas que yo.
Micah lo abrazó liberando sus feromonas y en menos de cinco minutos, se quedaron profundamente dormidos.
Micah se despertó sobresaltado por el grito de Ángel.
— Ey, ey, ey, estas bien. Yo estoy aquí contigo. Tranquilo. — Ángel temblaba y estaba empapado de sudor.
— Estás aquí, estás aquí conmigo. Por favor no me dejes nunca. — le rogaba entre sollozos.
— Te lo prometo. Yo voy a cuidarte siempre, amor. Siempre. — la rabia lo carcomía por dentro. Esos malditos habían traumatizado a su amor y eso le hacía hervir la sangre. Hablaría con la doctora para que le consiguiera un psicólogo. Ángel iba a necesitar ayuda profesional. Liberó sus feromonas para poder tranquilizarlo. — ¿Estás más tranquilo?
— Sí.
— ¿Quiere contarme?
— Solo reviví lo que te pasó. Cada vez que cierro los ojos te veo herido, desangrándote.
— No llores, ya pasó y yo estoy aquí contigo.
— Lo sé, pero no puedo evitarlo.
— ¿Qué tal si hablamos con la doctora para que nos recomiende un psicólogo? Esto no es algo que puedas superar solo. Yo mismo siento que voy a necesitar uno. Aunque papá me curó, aún están las cicatrices y cada vez que las veo me viene a la mente ese momento.
— Acepto ir si tu vienes conmigo. Tu sabes que no me siento cómodo rodeado de extraños.
— Por supuesto que iré contigo. No pienso dejarte solo ni un momento.
— Gracias, amor.
— Duerme un poco más. Todavía es muy temprano. Yo velaré tu sueño. — Ángel se acurrucó en ese pecho fuerte que lo hacía sentir seguro y protegido. Micah liberó sus feromonas otra vez para que Ángel pudiera dormir tranquilo. Esta vez pasaría la noche en vela vigilando su sueño.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...