Micah no dejaba de abrazarlo y besarlo.
— ¿Cuando te enteraste?
— Hace dos semanas. Me hice como cinco pruebas. No lo podía creer.
— ¿En qué momento compraste la prueba si he ido contigo a todas partes?
— La última vez que fuimos al supermercado, te dije que tenía que ir al baño. Fui a la farmacia y las compré.
— Eres un diablillo muy astuto.
Ángel se encogió de hombros.
— ¿Y te sientes bien?
— He tenido un poco de fatiga pero nada extremo.
— Tienes que alimentarte bien y tomar tus vitaminas. Nuestro angelito tiene que nacer fuerte y sano.
Ángel asintió.
— Lo único que lamento es que ya no podremos hacer el amor hasta que el bebé nazca. — expresó con pesar.
— No necesariamente. Podemos hacerlo con cuidado.
Micah arqueó una ceja y Ángel se ruborizó.
— Estuve investigando.
Micah se rió y lo besó.
— Menos mal porque ahora mismo lo único que quiero es estar dentro de ti.
— ¿Y qué te detiene? — susurró mordiendo su oreja y desabrochando la franela.
Micah le quitó el suéter y acarició su pecho con ternura deslizando sus dedos sobre sus pezones. Ahora que sabía que Ángel estaba embarazado, podía notar los cambios en su cuerpo. Su pecho estaba más grande, sus pezones ahora eran de un color canela más oscuro. Su vientre plano se había tornado un poco redondo.
— Estás más bello que antes.
Ángel gimió cuando la lengua de Micah se posó en su pezón derecho mientras su mano izquierda estiraba el izquierdo. Introdujo su mano derecha en su entrada la cual estaba goteando.
Ángel se retorcía de placer moviendo sus caderas sin control. Micah lo tomó de las caderas y lo cargó levantándose del sofá. Agarró una de las mantas y la colocó sobre la mullida alfombra acostandolo sobre ella y le quitó el pantalón. Se quedó mirándolo detenidamente grabando cada detalle de ese hermoso cuerpo frente a él.
Ángel empezó a tocarse, estirando sus pezones sensualmente. Micah gruñó de excitación.
— Eres toda una visión.
Angel abrió sus piernas para que Micah se acunara en ellas. Micah lo lamió desde el cuello hasta su abdomen, donde se detuvo para besarlo y hablarle al bebé.
— Hola pequeñín, soy tu papá. Estoy feliz de que estés creciendo dentro de tu mami. Portate bien y no hagas travesuras. — besó su vientre y miró a Ángel quién tenía los ojos aguados.
Bajó hasta el sur y lamió su pene. Levantó sus caderas abriéndolas de par en par y se dedicó a comérselo. Micah lo chupó como una paleta. Mordiendo sus nalgas, metiendo y sacando esa lengua que según Ángel se merecía un monumento.
— Ahh, hmm.
Micah amaba los gemidos de Ángel. Eran como una inyección de esteroides para su pene. Lo chupó una y otra vez. Ángel se corrió sin tocarse con espasmos electrizantes. Micah lo puso de costado para luego agarrar su pene e introducirlo despacio.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasi⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...