Capítulo 18 - Me muero por besarte

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Micah salió de la habitación y se dirigió a la cocina a buscar un poco de agua. Cuando entró se encontró con Ángel quién estaba preparando el almuerzo.

— ¿Pudiste descansar?

Ángel brincó del susto.

— Hombre, me asustaste.

— Perdón. Pensé que me escuchaste llegar.

— No, no te escuché llegar. — respondió algo molesto.

— ¿Te puedo ayudar?

— ¿Quieres aprender? Así cuando regreses a tu casa puedas hacer tu propio mangú.

Micah quedó en silencio un segundo. No había pensado en la posibilidad que una vez la tormenta pasara regresaría a su casa. Algo se quebró dentro de él de tan solo pensar que no volvería a ver a su ángel. 

<<¿Su ángel? ¿Desde cuándo lo comenzó a ver así?>>

— Por supuesto. — respondió.

— Lo primero que tienes que hacer es pelar los plátanos. Hay muchas formas de hacerlo, pero yo aprendí así.

Ángel tomó un cuchillo pequeño con su mano derecha y con la izquierda sostuvo el plátano.

— Primero, sujetas el plátano con tu mano izquierda fuertemente. Luego tomas el cuchillo y cortas esta parte de arriba y deslizas el cuchillo hasta llegar hacia abajo cortando la base. Repites la acción al otro lado del plátano uniendo ambos lados para despegarlos. Continuas haciendo esto hasta que ya no quede cáscara.

Micah estaba más que perdido y Ángel se carcajeó viendo su cara de confusión.

— Ok, hagámoslo más despacio. Agarra el plátano.

— Ok.

— Ahora toma el cuchillo y corta la parte de arriba.

Micah lo hizo.

— Desliza el cuchillo despacio hasta abajo y corta esa parte. Desliza de nuevo el cuchillo hacia arriba y únelo con la parte que cortaste anteriormente. 

Micah siguió las instrucciones.

— Ahora, jala la cáscara hacia arriba.

Micah lo hizo y la cáscara cedió.

— ¡Lo logré! — exclamó feliz.

— ¡Muy bien! — lo felicitó Ángel.

— Ahora repite la acción hasta que el plátano esté completamente pelado y lo cortas en trozos.

Micah hizo lo que le dijeron y finalmente peló el plátano. No fue su mejor trabajo pero hubo progreso.

— Aprendes rápido. Nada mal para tu primera vez. — le dijo Ángel sonriendo.

— Tengo un buen maestro.

Ángel se sonrojó y continuó pelando los plátanos. Estaban demasiado cerca el uno del otro.

— Con un poco de práctica podrás pelarlos con los ojos cerrados. — dijo alejándose un poco.

Ángel puso los plátanos en la olla y agregó un poco de sal para luego taparlos.

— ¿Cuánto tiempo duran para que estén listos?

— Algunos 20 minutos. Preparemos la cebolla mientras esperamos.

Micah buscó la cebolla roja y la tabla de cortar.

— Córtala en ruedas no muy gruesas y luego la pones en este tazón con vinagre.

En Lo Profundo del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora