En Lo Profundo del Bosque

Capítulo 36 - Feliz Navidad

— Qué sorpresa verte por aquí. — dijo Mark mirando fijamente a Micah.

— Estaba comprando algunas cosas esenciales. ¿Y tú? ¿Trabajas aquí?

— Sí, trabajo medio tiempo.

Ángel asintió.

— Te presento a Micah, mi novio.

Mark se puso pálido.

— ¿Tu novio? — preguntó incrédulo.

— Sí.

— Mucho gusto, soy Mark.

Micah apretó la mano del muchacho un poco más fuerte de lo debido.

— Micah. 

Las feromonas de Micah se estaban saliendo un poco de control, así que Ángel tuvo que tocarle la mano para que se tranquilizara.

<< ¿En qué momento se conocieron si Ángel no sale de su casa?>>

— Me alegro mucho por ti. Es bueno ver ese brillo de felicidad en tus ojos. Siempre me pregunté cómo se verían si sonrieran honestamente. Me alegra mucho poder ver que son aún más hermosos.

Ángel se ruborizó y Micah le dió una mirada fulminante a Mark.

— Los dejó. Mi turno está por comenzar.

— Hasta luego, Mark.

— Adiós, Ángel y cuídate.

Ángel asintió.

— Tú le gustas a ese alfa. — dijo Micah enojado.

— Pero él no me gusta a mí y eso son los sentimientos que cuentan.

Ángel entrelazó sus dedos con los de Micah.

— Tu eres el amor de vida y solo tengo ojos para ti.

El corazón se estremeció y besó su mano.

— Tú sí que sabes cómo ensalzar mi ego. — le dijo acariciando su mejilla.

Micah pidió la cuenta y la mesera se acercó para darle el cheque. Después de pagar, se dirigieron a la salida. Micah volteó para ver a Mark que aún los miraba. Micah lo tomó de la cintura y caminaron hacia el estacionamiento. De repente Micah paró en seco.

— ¡Mierda!

— ¿Qué pasó?

— Cometí un error usando mi tarjeta de crédito. 

— ¿Y cómo pensabas pagar si no la usabas? — preguntó Ángel poniendo los ojos en blanco.

— Ángel, pueden rastrear mis pasos y descubrir dónde estoy.

Ángel se palideció cuando entendió la gravedad del asunto.

— Mierda.

— Exacto. Voy a bloquear las tarjetas y apagar el teléfono para que no puedan rastrearme.

— ¿Pero será eso suficiente? 

— No lo sé. Pero espero que de aquí a que nos encuentren tome mucho tiempo.

Ángel y Micah se dirigieron hacia la cabaña. Era casi la hora para el servicio a domicilio así que se dieron prisa.

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Guardaron las compras y se sentaron en el sofá a disfrutar del calorcito de la chimenea.

— ¿Tan terrible sería que te encontraran?