Micah se llenó de emoción y lo besó con toda la pasión que desbordaba de su cuerpo. Los ojos del alfa cambiaron a un dorado brillante y sus colmillos se empujaron hacia abajo. Micah los clavó en el hombro de Ángel haciéndolo sangrar.
— ¡Ow! Duele— gritó.
Micah lamió la sangre una y otra vez aliviando el dolor. El miembro de Micah fue hasta al fondo sacándole un gemido a Ángel. Sus manos recorrieron todo su cuerpo hasta llegar a las caderas apretándolas. Lo taladró fuerte y lento, rápido y profundo. Ángel no hacía otra cosa más que gemir.
Micah salió de su interior una vez más para colocarse de nuevo entre sus piernas quedando de frente. Sus ojos recorrieron todo su cuerpo. Las manos de Micah iban y venían por todos lados. Ángel no se quedó atrás y recorrió toda su espalda subiendo hasta sus cabellos suaves enredando sus dedos en ellos.
El vaivén se tornaba cada vez más salvaje. Con estocadas firmes, Ángel se corrió de nuevo contrayendo su interior y apretando el pene de Micah.
— Dios, te sientes tan bien. — jadeó Micah.
Ángel hizo que se volteara para quedar arriba y montarlo. Micah sonrió ante la osadía de Ángel. El muchacho podía ser un omega, pero de sumiso no tenía nada. Le gustaba estar en control y a Micah eso le fascinaba.
Micah se irguió para chupar uno de sus pezones, mientras su mano pinchaba el otro. Ángel lo montaba como el jinete que era, subiendo y bajando sobre su pene. Micah lo abrazó de la estrecha cintura y besó su cuello de nuevo.
— Ahh, Ángel ya no aguanto más. ¿Puedo anudarte? — preguntó con voz suplicante.
Ángel lo sostuvo del rostro y lo besó asintiendo.
El pene de Micah se hinchó y fue aún más profundo. Ángel se estremeció de dolor.
— Ahh, muy hondo. Me duele.
— Lo sé, solo aguanto un poco más.
¿Cómo es posible que siga creciendo? — se preguntaba Ángel con lágrimas brotando del rabillo del ojo.
— Quédate quieto. Todo terminará pronto. — le dijo Micah chupando sus lágrimas.
— Ohh, duele. Duele mucho.
— Solo aguanta un poco, te prometo que todo estará bien. — le susurraba, dándole contención.
Ángel podía sentir el pene de Micah en su estómago. Era un dolor insoportable. Micah lo acaricio y lo besó infundiendolo de feromonas para calmar el dolor. Ángel trataba de controlar sus gemidos enterrando sus uñas en los hombros de Micah mientras el pene iba cada vez más profundo.
— No te reprimas. Quiero oírte gemir alto. — le dijo acariciando su cuello con su nariz.
— Quiero escucharte decir mi nombres mientras te corres.
Como si por arte de magia, Micah lo empotró profundo llenándolo hasta el fondo y Ángel se vino gritando su nombre. Micah no aguantó más y se corrió unos segundos después lanzando un gran chorro de semen al interior de Ángel.
Ángel cayó abatido sobre sus hombros y Micah lo abrazó fuertemente.
— ¿Tienes sueño? — le preguntó Micah.
— Sí. — respondió el chico.
— Pon tus piernas alrededor de mi cintura para que estés más cómodo.
Ángel obedeció y enredó sus piernas en la cintura de Micah. Micah se recostó en la cama trayendo el cuerpo de Ángel hacia él.
— Duerme. Yo te despertaré cuando la anudación haya terminado.
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En Lo Profundo del Bosque
Fantasy⚠️ADVERTENCIA ⚠️ Esta historia es para adultos. Contiene escenas de sexo explícitas no aptas para menores de 18 años de edad. Si no eres mayor de 18 años, por favor no la leas. Esta es una historia basada en el omegaverse donde los hombres quedan e...